Los candidatos presidenciables de los tres partidos políticos con mayor respaldo del electorado hondureño, según una reciente encuesta, fueron elegidos el domingo en las elecciones primarias e internas.
Juan Orlando Hernández, por el Partido Nacional, Luis Zelaya, por el Liberal, y Xiomara Castro, por Libre, buscarán la máxima magistratura del país el próximo 25 de mayo junto a siete aspirantes más en representación de sus respectivos institutos políticos.
Fuera de algunos incidentes aislados, que como bien ha dicho el Conadeh, las autoridades deben investigar, la jornada electoral transcurrió con normalidad. Fue un ejercicio que permitió ver la fuerza de los partidos participantes y comprobar que el sistema está robusto.
Aunque el voto duro marcó los resultados, la afluencia de votantes, que subió con respecto a la de 2012, muestra un mayor compromiso del electorado, si bien la abstención sigue siendo una debilidad de nuestra democracia. Lo que sigue ahora es la convocatoria para las elecciones generales el próximo 26 de noviembre y la campaña política que arrancará 90 días antes de los comicios, como manda ley.
Ninguno de los ganadores del domingo puede considerarse el próximo presidente de Honduras y en la carrera por alcanzar ese objetivo deben primar las propuestas, ideas y planes de gobierno para convencer a sus seguidores, pero sobre todo para captar a esos indecisos que son más del 20%. Se trata de un año político atípico y de mucha incertidumbre, en el que por primera vez un Presidente aspira a la reelección y en el que se presentan factores en curso, como las revelaciones de un capo de la droga al que se le sigue un juicio en Estados Unidos, vinculando a personajes de la política nacional.
Los hondureños aptos para votar, que se estima serán seis millones para noviembre, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), tendrán la obligación y el compromiso de elegir al candidato que reivindique sus aspiraciones ciudadanas y de país, aquel a quien consideren el mejor de los candidatos, cuyas fortalezas superen sus debilidades, y que logre despertar la esperanza por una Honduras mejor.