A tan solo cinco días para las elecciones internas de los partidos Nacional, Liberal y Libre, siguen sin definirse las reglas que las regirán.
Incluso, en este último tramo del proceso electoral interno salen una vez más a la luz las debilidades de un nuevo Censo Electoral que ha costado millones de lempiras al pueblo hondureño.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) no tenía claro hasta ayer los mecanismos para garantizar el derecho al voto de la ciudadanía, ya que, según denuncia de la representante de Libre en ese organismo, Rixi Moncada, “son cerca de 500,000 personas las que no podrán ejercer el sufragio en las elecciones del próximo domingo”.
Las diferencias entre los miembros del CNE están sobre la mesa y a cinco días de las elecciones no tenían respuesta a los problemas planteados, porque tres de los miembros del organismo, un consejero propietario y dos suplentes, están incapacitados por estar infectados por covid.
En medio del estira y encoge de los miembros se alzan voces alrededor de la suspensión de los procesos, lo que es inaceptable.
Lo que tienen que hacer es trabajar para resolver las inconsistencias, teniendo como norte el interés de las mayorías, y garantizar con ello que la voluntad popular será respetada en cada uno de los partidos que están en la contienda.
Las dirigencias de los partidos también deben hacer lo propio, asegurando que las listas de sus candidatos a cargos de elección popular serán los escogidos por su militancia y no aquellos que respondan a los intereses de las cúpulas partidarias.
Garantizar que la voluntad popular será respetada en cada uno de los partidos que están en la contienda debe ser el objetivo prioritario de los miembros del CNE y las cúpulas partidarias.