Las redes sociales son plataformas en las que las personas y las organizaciones se conectan a partir de intereses o valores comunes y las cuales, no cabe duda, han revolucionado las formas de comunicarse hoy en día.
No importa donde usted esté. Si tiene un teléfono conectado a internet podrá acceder a cualquier tipo de información de manera expedita.
Su fácil acceso y la falta de controles las han colocado en la mira de un sinnúmero de grupos criminales que las utilizan para expandir y afianzar sus sucios negocios.
Así lo ha expuesto esta semana la Unidad Investigativa de EL HERALDO, cuyos miembros se adentraron en varias de esas redes para documentar y evidenciar los oscuros negocios que se pueden hacer “libremente” en esas plataformas.
Es así como nos dimos cuenta que en esas redes podemos informarnos de la noticia de última hora en el mundo y también de cómo comprar pasteles de marihuana, pastillas abortivas, armas ilegales y, todavía más grave, cómo comprar los favores sexuales de jóvenes que venden su cuerpo a desconocidos, sin importar los riesgos.
Resaltamos que, tras la denuncia documentada de este diario, los diversos cuerpos de investigación y otras entidades estatales han comenzado de oficio las pesquisas para identificar y llevar a la justicia a quienes sin el menor recato se dedican a estos negocios a través de las redes sociales.
Pero eso no es ni será suficiente.
Se requiere de estrategias masivas para alertar a la ciudadanía sobre la existencia de estos negocios y persuadirlos para que no caigan en su trampa.
Este es un trabajo de todos, no solo de las autoridades. Cada quien haciendo su tarea desde el ámbito que le corresponde, ya sea el hogar, la escuela, el trabajo o
la iglesia.
