Editorial

Las remesas en la economía del país

Las remesas son el segundo rubro, después de las exportaciones, que sostiene la economía hondureña. El 46 por ciento de las divisas que ingresan al país provienen de las remesas. Creer que estos envíos de los migrantes no producen empleo y que como divisas solo sirven para el pago de las importaciones, es tener una visión muy corta de su impacto.

De acuerdo con informes del Banco Central de Honduras (BCH), las remesas han sido una de las principales fuentes de divisas para la economía hondureña en las últimas décadas, con una creciente importancia tanto en magnitud como en dinamismo, llegando a representar alrededor del 22% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2019.

En niveles, las remesas casi se quintuplicaron en los últimos 15 años, pasando de 1,138.0 millones en 2004 a 5,384.5 millones en 2019, con una tasa de crecimiento promedio de 13.2%. En 2022 los flujos de remesas familiares ascendieron a 8,683.6 millones, 17.8% más que lo registrado en 2021. Actualmente constituyen el 27% de la economía nacional.

Desde una oficina estatal, con aire acondicionado, es difícil tener un panorama real de su impacto. Hay que ir a las comunidades rurales -ahí donde los gobiernos no hacen mayor cosa- y ver cuántos empleo han generado en el área de la construcción, en la adquisición de activos, manutención familiar, tratamientos médicos y educación.

Pero el efecto de estos dólares y euros va más allá. Por tratarse de monedas extranjeras (divisas) con las cuales se puede transar en el mercado internacional son utilizadas para todo tipo de importaciones, entre ellas compra de combustibles, bienes de consumo, como vehículos, calzado, ropa, alimentos, medicamentos, materias primas para la agricultura, entre otras. Por cuestiones ideológicas no se debe satanizar las importaciones, porque son bienes y servicios que el país no produce, además vienen a dinamizar la actividad económica.