Ningún país estaba preparado para enfrentar al virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad que luego se conoció como coronavirus o covid-19. Su aparición en el mundo a finales de 2019 y su rápida propagación a partir de febrero de 2020 puso a prueba los sistemas sanitarios, la creatividad y los valores morales de los gobernantes, así como la disciplina de la gente.
El 11 de marzo de 2020 se detectaron los dos primeros casos de contagio en Honduras, desde entonces se inicia una historia con un desenlace funesto. A casi dos años de la pandemia hay lecciones que aprender y hechos que no se deben repetir. El haber dejado que la crisis epidemiológica sea manejada por los políticos y no por los expertos en salud continúa pasándole una enorme factura a los hondureños.
El impacto es severo en la población. Según datos de la Secretaría de Salud hasta este miércoles reciente se registraban 10,504 muertes por covid-19 y 391,874 contagiados. El virus y las malas decisiones también dejan a un país postrado en lo educativo y altamente endeudado en lo económico, pues se derrochó hasta lo que no se tenía.
Cómo olvidar que mientras la empresa privada y sus trabajadores ponían su granito de arena económicamente para evitar una gran tragedia, por otro lado, el dinero de los contribuyentes fluía en compras fraudulentas y en incrementos salariales para una burocracia que no trabajaba.
Esas adquisiciones al margen de la ley hoy dejan como resultado a dos altos funcionarios de Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) en la cárcel, y otros podrían correr próximamente la misma suerte.
Todavía falta mucho para que la pandemia llegue a su fin, por lo que las nuevas autoridades del gobierno ahora tienen el reto de corregir los entuertos y no repetir los errores de los funcionarios y funcionarias anteriores.
El 11 de marzo de 2020 se detectaron los dos primeros casos de contagio en Honduras, desde entonces se inicia una historia con un desenlace funesto. A casi dos años de la pandemia hay lecciones que aprender y hechos que no se deben repetir. El haber dejado que la crisis epidemiológica sea manejada por los políticos y no por los expertos en salud continúa pasándole una enorme factura a los hondureños.
El impacto es severo en la población. Según datos de la Secretaría de Salud hasta este miércoles reciente se registraban 10,504 muertes por covid-19 y 391,874 contagiados. El virus y las malas decisiones también dejan a un país postrado en lo educativo y altamente endeudado en lo económico, pues se derrochó hasta lo que no se tenía.
Cómo olvidar que mientras la empresa privada y sus trabajadores ponían su granito de arena económicamente para evitar una gran tragedia, por otro lado, el dinero de los contribuyentes fluía en compras fraudulentas y en incrementos salariales para una burocracia que no trabajaba.
Esas adquisiciones al margen de la ley hoy dejan como resultado a dos altos funcionarios de Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) en la cárcel, y otros podrían correr próximamente la misma suerte.
Todavía falta mucho para que la pandemia llegue a su fin, por lo que las nuevas autoridades del gobierno ahora tienen el reto de corregir los entuertos y no repetir los errores de los funcionarios y funcionarias anteriores.