Es el nombre de la campaña para exigir justicia y combatir la impunidad que rodea el asesinato de más de 500 periodistas en las Américas en los últimos 20 años, lanzada ayer por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Esta es una potente campaña en la que se llama también a honrar a las víctimas, elevar la conciencia pública y promocionar cambios de políticas públicas en los países en los que se violenta, se amenaza, se intimida a la prensa, se mata a los periodistas y a los comunicadores sociales con el fin de acallar las voces de denuncia de los actos de corrupción, y la falta de investigación y castigo de sus asesinos. En Honduras, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) registra la muerte de casi 100 periodistas, comunicadores y empleados de medios de comunicación, situando al país como uno de los más peligrosos del continente para ejercer la profesión. Los últimos tres casos que están impunes son los de German Vallecillo y su camarógrafo Jorge Posas, ocurrido el 1 de julio en La Ceiba, y el de Luis Almendárez el 28 de septiembre en Comayagua.
“La falta de justicia en contra de los comunicadores incentiva más violencia, censura y autocensura”, expuso la SIP al lanzar la campaña que está centrada en los casos de Irma Flaquer, periodista guatemalteca desaparecida en 1980; Carlos Lajub Catalán, colombiano, asesinado en 1993; y Alfredo Jiménez Mota, de México, desaparecido en 2005. El ADN de los periodistas fue recuperado de enseres y prendas de las víctimas e incorporado al grafito de una serie de lápices únicos que honran la esencia de esos periodistas ultimados por informar la verdad, y que la SIP podrá entregar a las salas de redacción, realzarlos en fechas importantes, llevar en sus misiones, actos, ceremonias y para firmar documentos relevantes, pero más allá, universalizar el tema y enaltecer la vida de los periodistas asesinados y desaparecidos y dejar sembrado el mensaje que: “Las voces pueden ser silenciadas, pero la libertad es a prueba de balas”