Editorial

La cumbre del cambio climático

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) está advirtiendo sobre las consecuencias del cambio climático y la necesidad urgente de tomar medidas para frenarlo.

La situación es grave. A nivel mundial, los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia y las temperaturas invernales del Ártico han aumentado 3 °C desde 1990. Los niveles del mar están subiendo, los arrecifes de coral se mueren y estamos empezando a ver el impacto fatal del cambio climático en la salud a través de la contaminación del aire, las olas de calor y los riesgos en la seguridad alimentaria. En Honduras, los efectos del cambio climático golpean a la población. La capital, Tegucigalpa, se enfrenta a la peor sequía de su historia; en Olancho, se perdió el 50% de los cultivos de granos básicos y más de 1,000 vacas murieron por hambre y sed.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido a los líderes mundiales que asisten a la cumbre “Acciones concretas y realistas” para mejorar sus contribuciones a nivel nacional para 2020, siguiendo la directriz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en los próximos diez años y a cero para 2050. La joven activista sueca Greta Thunberg (15) ha llegado también, y en un discurso ha recriminado a los líderes del mundo por lo poco que se ha hecho hasta ahora. Ustedes, les ha dicho, “se han robado mis sueños, mi infancia, con sus palabras vacías, y aun así yo soy una de las afortunadas. La gente sufre, la gente muere y ecosistemas enteros están colapsando. Estamos al principio de una extinción masiva y ustedes solo hablan de dinero y de cuentos de hadas de eterno crecimiento económico. ¡Cómo se atreven!”.

Hay que confiar que de esta Cumbre los tomadores de decisiones saldrán más conscientes de la problemática y que regresarán a sus países a tomar medidas urgentes, y -en el caso de Honduras- con la disposición firme de tomar acciones para frenar la destrucción de nuestros bosques y fuentes de agua; de la flora y la fauna; de nuestras reservas forestales y parques nacionales, de La Tigra, el Picacho y El Merendón. Esperemos que así sea.