Las políticas migratorias del gobierno estadounidense están golpeando con fuerza a miles de compatriotas que, por muchas razones, optaron dejar la patria que les vio nacer para ir en pos del mal llamado “sueño americano”.
Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Migración, entre el 1 de enero y el 29 de mayo del presente año se registró un incremento en el número de repatriados del 9%, en relación con las cifras registradas el mismo período del año pasado. De acuerdo con datos de organizaciones estadounidenses, Honduras es el segundo país de la región centroamericana en recibir más vuelos con migrantes deportados, después de Guatemala.
La situación se vuelve cada día más grave para quienes viven indocumentados en los Estados Unidos. Miles no están saliendo de sus hogares a trabajar, pero, incluso, en sus hogares no están seguros, según cuentan sus familiares. La incertidumbre alcanza a unos 50,000 hondureños acogidos al TPS, que esperan la reactivación del mismo sin mucho optimismo.
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) expuso en un comunicado su preocupación por la situación que están viviendo los migrantes, denunció que a muchos se les están violentando principios internacionales con la separación de las familias y la devolución de personas solicitantes de asilo.
A pesar de los cuestionamientos, la administración Trump sigue firme con sus políticas y ha anunciado que intensificará las redadas en las ciudades estadounidenses gobernadas por el Partido Demócrata porque “ahí es donde reside la gente que quiere deportar”.
Se prevé que la situación no variará en el futuro cercano, escenario ante el cual las autoridades hondureñas, además de activar su red consular de apoyo a los detenidos en territorio estadounidense, tiene que prepararse para recibir a estos compatriotas y asegurarles entornos seguros, principalmente a aquellos que se fueron huyendo de la violencia.