Apoyar a la Fundación Abrigo, más que cumplir con una responsabilidad social, constituye un acto humanitario, de identificación con aquellas personas de tierra adentro que vienen a los hospitales públicos de esta ciudad y no tienen donde hospedarse.
Desde hace 21 años, esta fundación sin fines de lucro, en sus dos hogares -uno en Tegucigalpa y otro en San Pedro Sula-, provee totalmente gratis alojamiento y alimentación y cubre otras necesidades a personas de escasos recursos económicos que a diario llegan del interior del país en la búsqueda de servicios médicos estatales.
Hasta antes de la pandemia en marzo de 2020, la Fundación Abrigo en cada casa atendía diariamente a alrededor de 160 personas, o sea que en el año brindaba unas 225,000 atenciones. A raíz del covid-19 y la caída de su presupuesto, hasta hace unos días solo atendía entre 40 y 50 personas por hogar gracias a la solidaridad de algunas empresas que se identificaron con la causa.
Cada día la situación se vuelve más crítica. Actualmente esta institución no ha podido pagar el salario del poco personal que posee, pero aun así sigue laborando. Su cierre es inminente si en los próximos días no encuentra el apoyo de nuevos donantes.
El presupuesto para mantener en operación los dos hogares asciende a unos ocho millones de lempiras anuales. En diciembre de 2019 se publicó en La Gaceta el decreto legislativo 132-2019 donde se aprueba una asignación gubernamental de cuatro millones de lempiras para respaldar el trabajo de la Fundación Abrigo, pero el gobierno anterior nunca le entregó el dinero.
Si la nueva administración de la presidenta Xiomara Castro hace efectivo ese monto lo más pronto posible, seguramente aliviará las penas de la fundación, mientras otros actos de solidaridad se presentan para completar el presupuesto. Los enfermos y sus parientes seguro agradecerán y bendecirán las manos amigas.