Editorial

Falta de visión y corrupción

Que el 45% de las zonas residenciales de la capital carezca de estacionamientos, como han admitido funcionarios municipales, muestra la corta visión urbanística de alcaldes de turno, cuyos efectos termina padeciendo la ciudadanía. Otro ejemplo a mayor escala, la carretera del norte, una de las más importantes de la región, fue construida a dos carriles y está siendo ampliada a cuatro porque es insuficiente para los 20,000 vehículos que en promedio circulan a diario.

Muchos municipios de nuestro país se caracterizan por una gestión urbanística cortoplacista, tanto de autoridades como de ingenieros y arquitectos, que construyen carreteras demasiado angostas, o que no dejan áreas verdes ni para estacionamiento en colonias con casitas cuyos espacios son tan reducidos que resultan asfixiantes. Condiciones que impactan en el estado anímico de las personas que no solo tienen que vivir en “cajitas de fósforos”, sino que a diario sufren el estrés de asegurarse un lugar para estacionar su vehículo, una situación que genera hasta pleitos entre vecinos. Esto denota la falta de regulación de parte de gobiernos locales que no cumplen con su función, lo que genera una serie de inconvenientes, entre ellos el negocio de algunos malls, que cobran por estacionamiento a los clientes, consuman o no en sus locales. Otro es el impacto que generan los autos estacionados en calles estrechas, porque no hay otro lugar donde dejarlos, ralentizando el tráfico en zonas que bien podrían servir de vía alterna a calles y bulevares que también pasan saturados.

Es imposible creer que nuestros funcionarios sean incapaces de hacer proyecciones a futuro para tomar las mejores decisiones para las ciudades y sus habitantes. Pareciera que los proyectos deben hacerse lo más pronto posible, por razones políticas y en función de las próximas elecciones, y a un costo por debajo del presupuesto asignado y con los materiales más baratos, por la inveterada corrupción. Solo así puede explicarse el desorden en el que se encuentra la capital y que es resultado de años de malas gestiones, y cuyos efectos empeoran a medida que crece la población, cuya calidad de vida podría mejorar si quienes nos gobiernan realmente quisieran hacerlo