Editorial

Crisis del agua, sin planes estratégicos

Tegucigalpa se ha enfrentado en los últimos meses a la peor crisis de agua en su historia reciente. Hace tan solo un mes, las represas que abastecen la ciudad estaban en sus niveles mínimos como consecuencia de la sequía, la falta de conciencia ambiental y el deterioro de los recursos hídricos, y los racionamientos se agudizaron.

Las alarmas se dispararon y las autoridades hablaron de acciones para garantizar el abastecimiento en los próximos años.

Pero llovió, y hoy en día, la represa Los Laureles está llena, es más, ha sobrepasado su capacidad de almacenamiento; La Concepción también se recupera y El Picacho incrementó su caudal.

Ya nadie habla de qué hacer para que en los años venideros la capital de Honduras, en la que vivimos más de 1.2 millones de personas, tengamos garantizado el abastecimiento del líquido vital. Las autoridades municipales no volvieron a hablar del tema y los ciudadanos tampoco, pero es necesario que se retome el tema y que las autoridades de una vez por todas tomen el tema en serio y comiencen a definir los planes de atención a esta problemática. Olvidaron que deben tomar acciones contundentes, dejar de lado las palabras y anuncios demagógicos y proceder a definir la ejecución de los proyectos de abastecimiento que desde hace años duermen el sueño de los justos en las gavetas de las autoridades gubernamentales y municipales obligadas a atender la problemática.

Se trata de asegurar el servicio no solo a aquellos que tienen el beneficio de que el líquido le llegue a sus casas a través de la red de abastecimiento que gerencia el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), sino también de dar respuestas al 35% de las familias capitalinas que no reciben el servicio en sus casas y se abastecen a través de los camiones cisterna que pasan por sus barrios y tienen que comprarla a precios demasiado altos en relación con sus ingresos mensuales. Tampoco olvidar los planes de protección de la reserva de La Tigra y El Picacho y parar de una vez por todas su destrucción. Por estas y muchas otras razones, están obligados a actuar ya.