Todo lo que ha sucedido desde junio de 2009 hasta la fecha en el Congreso Nacional se resume en dos palabras: vulgaridad jurídica. Corrompieron el pacto político social de San José y ahora el partido en el poder está utilizando de manera desvergonzada cada evento y cada acuerdo en una obra de desmantelamiento de la democracia instituida en 1980.
Con la aplicación del juicio político y otras barbaridades, los ciudadanos de Honduras estamos presenciando el espectáculo más lamentable de ejecución extrajudicial de los señores diputados para condenar todo y a todos por el simple hecho de no comulgar con lo que se está haciendo. Hoy vemos que se ha inventado otra responsabilidad aparte de la administrativa, civil y penal: la responsabilidad congresional.
Esto quiere decir que las actuaciones de la mayoría de todos los funcionarios pueden ser inocentes de los cargos, pero por actos serán condenados por el Congreso Nacional.
La biblia menciona que nadie tiene cara de cinco duros para caer bien a los demás, pero con el juicio político se sella el concurso de popularidad para trabajar en la función pública.
Este nuevo fenómeno es una muestra más de que la indiferencia de todos es más grave que la maldad de pocos y pronto veremos el destierro, los asilados y, en el peor de los casos, el desaparecimiento de personas que son condenados por políticos, pero que legalmente son inocentes. Se abre ahora la caja de Pandora para convertir a Honduras en una nación a la carta.