Opinión

Depuración en la Policía

Aunque según el propio director de la Policía Nacional, los malos elementos de esa institución están complotando para descarrilar el éxito de los cambios, lo cierto es que se trata de un proceso irreversible impulsado desde la misma sociedad hondureña, cansada ya de la deficiencia, de la corrupción y hasta de la delincuencia que se viste de uniforme.

Es lamentable que mientras la nueva cúpula debiera canalizar todas sus voluntades, capacidades y recursos puestos a su disposición hacia el propósito común de recuperar la seguridad perdida, deba distraer su atención en cuidarse las espaldas de sus propios compañeros y en combatir a la criminalidad al interior de la misma institución.

Sin embargo, con mucha más lentitud de lo que la mayoría de los hondureños quisiéramos ante la desesperante situación que sufrimos, la verdad es que el proceso de depuración avanza, tanto por medio de las acciones ejecutadas por la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP) como por las que realiza la Secretaría de Seguridad.

Tal es el caso de los 99 oficiales y agentes –entre los que se encuentran los exdirectores de la Policía Nacional, José Luis Muñoz Licona y Ricardo Ramírez del Cid—, quienes han sido “puestos a disponibilidad”.

Se ha explicado que esta decisión no tiene nada que ver con las pruebas de confianza que realiza la DIECP. Se trata de una acción paralela a cargo de la Secretaría de Seguridad, que tampoco significa que los enlistados hayan cometido delito alguno, sino “porque no tienen ninguna función establecida dentro de la Policía”, según el ministro Pompeyo Bonilla.

“Unos (es porque) están a punto de cumplir su tiempo de servicio y otros (porque) no llenan las expectativas en cuanto a la seguridad y el planeamiento que nosotros tenemos como institución”, profundizó el director de la Policía, Juan Carlos Bonilla, quien, en coordinación con el ministro de Seguridad y con base en la ley Especial para la Depuración Policial, tiene atribuciones excepcionales para acelerar el proceso.

Solo trabajando en diferentes frentes a la vez, con celeridad, pero en plena coordinación de todos los organismos --entre ellos el Ministerio Público y el Tribunal Superior de Cuentas, que deben aprovechar la información que circula ya para profundizar sus investigaciones— será posible que en un futuro cercano se complete la depuración de la Policía, un requisito sine qua non para empezar a combatir la delincuencia de toda laya que nos acosa.