Columnistas

¿Ya limpiaron las narcoplanillas?

Por los vientos que soplan y como en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ni los magistrados de “política limpia” brincaron, imaginamos que a estas alturas, las planillas de los diferentes partidos convocados para las elecciones generales de noviembre próximo, van, como al inicio, con elenco de cabezas ligadas al narcotráfico. ¡Cocaína pura, papa!

Decir o repetir nombres de personajes ligados al narcotráfico está por demás. Todos sabemos que Devis Leonel Rivera Maradiaga, jefe del cartel de Los Cachiros, pringó a medio mundo ante la jueza neoyorquina Lorna Schofield. El acusado mencionó a diputados de los tres partidos políticos con opción a ganar las próximas elecciones.

Enumeró uno por uno. Hijos, hermanos y primos que aspiran a cargos de elección popular. Personajes de mucho peso (incluidos los de Libre) fueron quemados por Rivera Maradiaga. De candidatos a “diputados” sobresalen un palancón, un chaparro, un gordo, un bigotudo, otro se parece mucho al papá y otro al hermano. ¿Y la limpieza?

Esto es solo apenas lo que conocemos del juicio abierto a Los Cachiros, falta por saber otra parte de sus secretos o entrelíneas. Además, se ignora el canto de Los Valle, de Arnaldo “el Negro” Lobo (apellido famoso entre capos) y de Wilter Blanco, otrora “hermano” y “altísimo” de políticos y temibles oficiales de la Policía ligados a bandas criminales.

Pese a todo este embrollo, dimes y diretes, nadie del TSE se ha pronunciado ni tampoco los “ilustres” miembros del aclamado tribunal de política limpia aclaran si es correcto o no que denunciados por narcotráfico en Nueva York sean “modelos” en planillas electoreras a definirse precisamente en apenas dos meses. ¡Ciegos, sordos y mudos!

Si los jefes se hacen los idos ¿por qué pasmarse que postulantes a cargos de elección popular salpicados por la droga también se hagan los locos? Todos, sin excepción, andan de barrio en barrio, de aldea en aldea pidiendo el voto y medio mundo sabe de sus andanzas. Si nadie los saca o los obliga a dimitir, ellos (as) no renunciarán. Pareciera que todos tienen cola.