¿Qué hace que los niños y niñas presenten mal comportamiento en la escuela o en el colegio? Son muchos los factores de riesgo asociados a la violencia escolar, en tal sentido los docentes deben conocer el nombre de los estudiantes que se han matriculado en su grado, preferencias, habilidades y destrezas, así como estar al tanto de quiénes son sus padres y madres, lugar de residencia, entorno socioeconómico, el número de miembros de la familia, si viven en hacinamiento o si en su colonia cuentan con los servicios básicos.
Es necesario estudiar los riesgos a que están expuestos a nivel personal, como la edad y el sexo, que en muchos casos los hacen ser víctimas de la violencia física, psicológica o sexual; sumado al lenguaje que utiliza, relaciones que establece; saber ¿quiénes son sus amigos?, si es maltratado o maltrata, si es humillado, discriminado o rechazado y si esto lo hace sentirse excluido por su familia o sus compañeros.
También deben conocer los tipos de familias de donde provienen, si son funcionales o disfuncionales, los lazos afectivos que establecen, el tipo de autoridad que se ejerce y las normas de conducta que se establecen, además de la forma como educan, si son permisivos, autoritarios o establecen disciplina positiva. Por último, la forma como se comportan en el centro educativo, el nivel de agresividad y tolerancia al fracaso, la forma de trabajar con sus compañeros y si vive en constantes riñas.
La disciplina positiva busca que la niñez y la juventud adquieran las competencias o habilidades para la vida -habilidad para resolver problemas, mejorar los niveles de participación y colaboración-, se necesita enseñar valores como el respeto, la empatía y la colaboración. En este sentido el docente debe enseñar a los padres y madres que conozcan cómo se comportan en la escuela en procura de mejorar su comportamiento y autoestima.
La violencia es una conducta aprendida, en tanto es necesario restablecer las relaciones en la familia y en la escuela para mejorar los niveles de convivencia para el cambio de hábitos, como el “no gritar ni castigar”
*Directora de los Observatorios contra la Violencia de la UNAH