Según estadísticas recientes sobre el coronavirus, en el mundo se llegó a 13.2 millones de casos y 574 mil fallecidos. En número de casos, Estados Unidos de América encabeza la lista con 3.4 millones y 137,871 muertes, seguido por Brasil con 1.9 millones y 722 mil muertes. En nuestra región, Panamá reporta 46 mil y 909 muertes, Guatemala 29,355 y 1,219 muertes y Honduras 28 mil y 774 fallecidos. Las estadísticas cambian día a día y, lamentablemente, no para mejorar.
En Honduras, las proyecciones de los expertos en medicina no son muy alentadoras; se han incrementado los casos en el departamento de Francisco Morazán, que junto con el departamento de Cortés representan el 80% del total. Y para agregar a nuestras preocupaciones, los especialistas en psicología han alertado sobre un aumento considerable en las atenciones de pacientes con trastornos de ansiedad y depresión, originados por el confinamiento, la pérdida de ingresos y la incertidumbre sobre su futuro.
A lo anterior agreguemos los tremendos daños que están sufriendo las economías. Según el último reporte de Perspectivas Económicas Globales del Fondo Monetario Internacional, publicado en junio pasado, la economía mundial tendrá en 2020 un crecimiento negativo de 4.9%. Más preocupan los países con los que Honduras tiene mayores relaciones comerciales y de inversión. Para Estados Unidos se proyecta un crecimiento de -8.0%, Alemania -7.8%, España -12.8% y Japón -5.8%. Para 2021 se prevé una lenta recuperación, pero el mismo FMI afirma que a estas alturas del año, todavía existe un alto grado de incertidumbre sobre estas proyecciones, las cuales se basan en presunciones críticas sobre las secuelas de la pandemia.
En cuanto a América Latina y el Caribe, las perspectivas se vuelven aún más pesimistas. Para la región en su conjunto, la proyección es que el crecimiento será de -9.4%, encabezado por México con una proyección -10.5% y Brasil de -9,1%. En Centro América el IMAE al mes de abril también nos sirve como buen indicador. Honduras reporta un índice de -6.6%, Guatemala -2.0%, Costa Rica -1.3%, El Salvador 0.1% y Nicaragua 1.3%. Obviamente, los países que han mantenido sus economías cerradas son los más afectados. Y como la paralización de la actividad económica continúa, las perspectivas no son muy halagadoras.
Complementariamente, en un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), se estima que en la región se cerrarán 2.7 millones de empresas formales y que el 88% de estas son microempresas, con la pérdida de 8.9 millones de puestos de trabajo. Esta situación, de darse, será como un volcán en erupción por su severo impacto en millones de personas y el incremento en los niveles de pobreza.
Y si lo anterior fuera poco, existe un alto grado de incertidumbre en cuanto a cuándo se podrá iniciar el proceso de reactivación de las economías y si las empresas sobrevivientes podrán soportar el largo camino a la recuperación. Según la Cepal, la recuperación será lenta y gradual y las empresas se encontraran ante una crisis de recesión, recuperación lenta de las ventas y fuertes necesidades de liquidez. Debemos estar conscientes de los retos que tenemos por delante y que TODOS necesitamos unirnos para enfrentar y superar estas serias dificultades. Lo que está a la vista no necesita anteojos.