Columnistas

Trabajemos todos por Honduras

La situación en nuestro país se ha vuelto sumamente complicada. Tenemos un gobierno que, fuera de las acusaciones al gobierno anterior, las arengas políticas y los lamentos por la situación encontrada, parece no tener idea de lo que se debe hacer para enfrentar los grandes retos que tiene nuestro país.

Todos los días se producen hechos delictivos de gran envergadura. Por ejemplo, la masacre en la cárcel de mujeres, que ha puesto en evidencia la corrupción que existe en los distintos presidios del país, donde los guardias se han confabulado con los delincuentes a cambio de sobornos. Y, adicionalmente, las frecuentes masacres y crímenes en distintas zonas del país. Todo esto contribuye a que los hondureños vivamos en un clima de zozobra e incertidumbre y al cierre de los negocios que no desean seguir bajo el yugo de los delincuentes.

Por otro lado, se está a las puertas de elegir un nuevo fiscal y, de nuevo, los políticos han entrado en acción con el único objetivo de controlar la Fiscalía, posiblemente para satisfacer sus objetivos e intereses particulares, no los del país. No se dan cuenta de que entre más elementos de zozobra se generan, menos posibilidades de lograr la paz, la tranquilidad y la mutua convivencia, que son indispensables para trabajar en forma armónica para el bienestar de todos los hondureños.

Entonces, es tiempo de que el gobierno y los políticos se den cuenta de que ha transcurrido un año y medio desde la toma de posesión y que el tiempo seguirá transcurriendo inexorablemente, independientemente de lo que haga o no haga el gobierno y que no se puede continuar con acusaciones y manifestaciones infecundas. En otras palabras, es tiempo de sentarse a analizar, definir un plan de trabajo y poner manos a la obra.

Un país necesita inversión productiva para generar crecimiento económico y los empleos que los hondureños necesitan. Para que haya inversión es imprescindible un clima donde impere la justicia, se aplique la ley independientemente de los colores políticos y se inspire confianza.

El gobierno es el llamado a indicar la dirección que seguirá el país y garantizar el cumplimiento de la ley, adoptando una posición de liderazgo positivo para dirigir el camino hacia el desarrollo sostenible y equitativo. Para esto el concurso de todos los hondureños es imprescindible y el gobierno está obligado a unificar las distintas fuerzas políticas y económicas con propuestas que efectivamente conduzcan al proceso de desarrollo integral que todos anhelamos.

Adicionalmente, la cooperación internacional juega un papel muy importante para impulsar los proyectos y programas de desarrollo económico y social.

No es con demagogias políticas ni con posiciones populistas que lograremos que Honduras cambie su rumbo. Tampoco es volviendo pobres a todos los hondureños o convirtiendo al gobierno en el eje central del desarrollo o ahuyentando la inversión privada y exiliando a los que no comulgan con las ideas de los que gobiernan.

Necesitamos un gobierno de unidad, que busque mejorar las condiciones de vida de todos, sin distingos de colores. Que promueva un clima donde prolifere la inversión privada y la generación de empleos y que el gobierno recaude los impuestos correspondientes y haga un buen uso de esos recursos. ¿Será posible lograrlo?