El aroma de un café mañanero recién hecho es quizás uno de los más agradables que se pueden experimentar. Si a eso agregamos la posibilidad de saborearlo para empezar el día y en la intimidad de nuestra habitación podríamos decir que la buena experiencia es completa. ¿Y qué decir si la preparación ha sido con nuestras propias manos... pero fuera de nuestra casa?
Parecerá extraño para muchas personas, pero esto es posible en hoteles de buena categoría en países productores de café. En Costa Rica, Colombia o El Salvador, para citar ejemplos, estratégicamente ubicada en el vestíbulo de la recámara, puede encontrarse una cafetera con todos los utensilios necesarios para que el visitante pueda conocer, de primera mano y durante toda su estancia, las bondades del grano nacional. Pero no de cualquiera: usualmente es uno de buena calidad y con un sabor que invita a quien lo degusta a comprar más para llevarlo a su casa.
En muchos países productores del aromático, se brinda a los turistas en los hoteles una muestra diaria de su mejor café como estrategia de mercadeo que se complementa con la posibilidad de adquirirlo en tiendas especializadas en aeropuertos, sitios de interés turístico e incluso en el mismo local. Quizás sean los colombianos quienes han llevado esta idea más lejos, haciéndola trascender fronteras con sus tiendas de café que comercializan marcas icónicas.
Lamentablemente, para los extranjeros que visitan nuestra tierra la experiencia no es necesariamente igual: el café que se pone a disposición en la mayoría de los hoteles es de muy mala calidad, pésimo sabor y lamentable apariencia. Para los sentidos gustativo, olfativo y visual del turista, esto desdice la buena reputación de la cual goza el café hondureño en el mundo.
El café nacional se exporta a destinos privilegiados en Europa, Norteamérica y Asia quedando una buena porción de la producción nacional en el país para consumo interno. Además del que siempre se ingiere en el desayuno, durante las últimas décadas hemos visto cómo los hondureños han hecho parte de su rutina diaria el compartir café con los amigos en locales públicos, aprovechando las diversas variedades de preparación que ofrecen negocios especializados. Aun con esta notable mejoría en las prácticas de consumo local, persisten malos hábitos siendo uno de ellos la preparación de cafés de mala calidad en casa... y el ofrecer cafés de pobre o deficiente calidad al turista nacional o extranjero que se hospeda en los hoteles.
El Instituto Hondureño del Café (Ihcafé), junto a prolijos productores y cafeterías del país como Café Nativo, The Golden Pig, Cafetano Coffee Roasters y Café San Rafael
-recientemente reconocidas entre las mejores 100 cafeterías del mundo-, contribuyen a proyectar la mejor imagen y calidad de nuestro café, haciendo de nosotros consumidores más exigentes y promotores excepcionales.
Los hoteles del país están todavía en deuda en esta importante causa común. Para saldarla, pueden comenzar con un paso sencillo: no sirvan mal café.