Columnistas

¡No a la impunidad!

La corrupción, delincuencia común, crimen organizado e impunidad han dañado las estructuras morales, éticas y cívicas que una vez tuvimos. En serio y de verdad. Mi adolescencia y madurez es ejemplo nunca olvidado. La rectitud y honorabilidad de mi hogar forjaron mi conducta que he dejado como testigo en los escritos que durante 26 años he puesto a criterio de sus lectores. Un colega amigo me comenta “te leen los que compran EL HERALDO, que en su mayoría pueden estar de acuerdo contigo, pero no a quienes van dirigidos”. Cierto, a las autoridades nunca nada les importa y menos tomarán en cuenta mis opiniones y el pueblo sin posibilidades de tener un periódico y que sí podrían interesarles, no me leen. “Por radio o televisión, agregó, se te escucharía más”. Es tan difícil lograr tiempo y espacio, que insisto haciendo surcos con la esperanza de cosechar ecos. Lo único logrado fue ser destituido por honrado. Reina intolerante y Maduro atorrante. Me premiaron.

Muchos políticos y empresarios económicamente influyentes están inmersos en la corrupción y demás delitos señalados, como igual sabemos que ser corrupto impune en Honduras es tener el doble mérito requerido para ser aceptado en el círculo del poder socioeconómico, donde se canjean falsedades, deshonores y conciencias. Al por mayor. Los sujetos a cárcel de por vida que no se ocultan son incontables, es tal la impunidad que la exhiben ensoberbecidos y gozan de todas las garantías que respetamos temerosos y cumplimos a cabalidad los honestos.

En Colombia le dieron un no rotundo a la pretensión del desprestigiado Premio Nobel de la Paz de perdonar reintegrando con garantías, curules en el congreso, opciones políticas y otras ganancias, a los guerrilleros que por 50 años sembraron dolor y luto con crímenes de lesa humanidad. No a la impunidad Sí a la justicia, exigieron. Qué dignidad. Qué orgullo. Qué envidia. También tenemos derecho los que cumplimos con la ley y trabajamos de sol a sol sin tener esperanzas de jamás superar una clase media azotada por las imposiciones económicas, que no paga el pobre y el rico ignora sin castigo. Digamos no a la impunidad con que nos insultan politiqueros reconocidos que incitan a la sedición y anarquía, amenazando tomarse las urnas vociferando que no habrán elecciones. Por Dios, señores de la justicia, ¿no es ese un delito? Qué esperan para actuar antes que se arme lo inimaginable que propicia el que habla de decencia, honestidad y capacidad, cuando sabemos que es tránsfuga y prófugo del estudio, la justicia, la moral y la ética. “Mel” en bicicleta, última payasada del agitador sin oficio que tiene deuda con la justicia y debe ser juzgado junto a otros, azules, colorados y ahora libres, que son reconocidos violadores de la ley, la Constitución, la convivencia y la subordinación y que con protección estatal se pavonean dando declaraciones catedralicias de lo que nunca fueron ni serán.

El corrupto nace y muere corrupto. No hay manera. Porfirio Lobo y Pompeyo Bonilla declararon conocer con antelación la corrupción en el IHSS y Policía. Cómplices confesos. ¿Por qué esa ofensiva impunidad? Somos un pueblo acobardado por la delincuencia y silenciados por la corrupta justicia. Vergonzosamente dominados por los menos que protegidos por quienes imparten la colusión sin solución, hacen y deshacen a vista y paciencia de todos los que deberíamos tener coraje y gallardía para gritar que estamos hartos y exigimos un irrenunciable ¡No a la impunidad!

*drgvallecillo@yahoo.com