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Solo un poco de voluntad, ni mucha, es suficiente para resolver la problemática que enfrentan los fiscales. Mal pagados, sobrecargados de responsabilidad y con derechos adquiridos que no les son reconocidos, están más que justificadas sus demandas. Y ahora, con la desinformación en marcha, más solidarios debemos ser los ciudadanos, quienes somos y seremos perjudicados.

Es evidente que diferentes personas y grupos tratan de distorsionar en su provecho la única realidad en que se fundamenta esta lucha: los fiscales y colaboradores del Ministerio Público reclaman mejoras en sus condiciones salariales. Lo que no se trata de una ocurrencia coyuntural, sino que les corresponde legalmente.

No se han constituido para ser instrumento a los intereses de nadie, ni de partidarios del gobierno ni de la seudooposición. Porque para ser verdadera oposición les faltan atributos, entre los cuales deben descartarse la violencia y la mentira. Atacar con ese mismo instrumental que maneja el poder establecido solo conduciría a más desastre.

El problema de esta huelga de fiscales se arregla rápidamente, con solo que así lo decidan los tomadores de decisiones, incluyendo al actual fiscal general, cuya pasmosa desidia no tiene explicación. Una explicación que, además, nadie se la pide. Como si él no existiera o como si pudiera obtener algún beneficio de algo tan negativo.

Por momentos pareciera que hay lados de aspecto opuesto que se juntan para evitar el consenso. Pretender descalificar la lucha con el impacto que nos causa ver desatendidas las funciones de Medicina Forense es inaceptable.

El daño derivado de la huelga es consecuencia de la irresponsabilidad de los tomadores de decisiones que se niegan a asumir su deber y resolver como corresponde esta situación. Salir en la coyuntura proponiendo la creación de instituciones obedece a otros intereses, no a los del pueblo hondureño. En otro momento quizás. Por ahora hay que enfocarse en atender la justa petición de los fiscales.