En Honduras existen dos pasiones claramente marcadas: el fútbol y la política. El fútbol tiene la virtud de unir a las familias hondureñas, especialmente cuando juega la Selección Nacional. En cambio, la política, lejos de generar unión, suele provocar división, debido a la forma en que se ejerce.
Sin embargo, en momentos caóticos, los hondureños se unen para tomar decisiones firmes. Por ejemplo, en el año 2021, para las elecciones generales los hondureños decidieron no continuar votando al Partido Nacional y votó por la oposición política. Durante la pandemia, muchos hondureños se unieron para denunciar los actos de corrupción y establecer la campaña “¿dónde está el dinero?”, y en 2015, miles se movilizaron en las marchas de las antorchas.
Así somos los hondureños: tenemos causas, pero lamentablemente también tenemos la costumbre de exigirle más a un jugador de fútbol que a un político en el Congreso Nacional, a un alcalde o al presidente de nuestra nación. Este es un tema que realmente debemos trabajar, porque como hondureños dejamos que nuestros problemas los resuelvan los políticos sin exigirles, sin dar un seguimiento, sin observar que es lo que realmente hacen; no obstante, cuando se trata de un partido de fútbol, inclusive de equipos extranjeros, estamos pendientes de la alineación del director técnico, cuestionamos sus planteamientos, miramos el partido, se le grita a la pantalla del TV y finalmente, usamos los medios digitales para felicitar o desacreditar a los ganadores o perdedores.
Pero con los políticos, votamos por ellos y no volvemos a saber de estos hasta que los volvemos a encontrar cuatro años después en la papeleta, y eso no es correcto. El partido de fútbol del político dura cuatro años, debemos estar pendientes de sus planteamientos, debemos exigirles que cumplan lo que prometido, que se apeguen a los intereses generales de la población hondureña, debemos hacerle sentir al servidor público que estamos observando, así como los jugadores de fútbol se sienten observados durante los 90 minutos de un partido.
La diferencia entre la política y el fútbol es que el fútbol es un deporte, sin embargo, las decisiones políticas son una realidad que repercuten directamente en la vida del hondureño. Si su equipo perdió 6 a 0 un partido, eso no quita que mañana tiene que ir a trabajar y preocuparse por la comida de su familia, sin embargo, las decisiones del Congreso Nacional si repercuten en su día a día porque generan o quitan las leyes que rigen su forma de vivir. Hay que ser más exigentes con nuestros políticos.