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La historia hondureña en décadas: siglo XIX (I)

Estos diez años -los primeros pasos en la forja de nación-, presenciaron la emancipación política del istmo centroamericano respecto al colonialismo español, la anexión a México y la proclama de la segunda independencia, el nacimiento de una nueva República americana que por decisión mayoritaria de la Constituyente adoptó el sistema federal como forma de organización política, siguiendo el modelo estadounidense.

Empezó la construcción del Estado con alto optimismo respecto al futuro inmediato, pese a que las condiciones materiales existentes militaban en contra de tal sentimiento, amén de la dispersión poblacional y el agudo localismo que prevalecía por sobre la idea unitaria.

José del Valle advertía en sus escritos respecto a los peligros y acechanzas que se interponían entre los ideales y las realidades; no obstante, también abrigaba fe en las potencialidades existentes para poder remontarlas: la situación geoestratégica privilegiada en Nicaragua que hacía factible la construcción de un canal interoceánico que catapultaría a la América Central hacia la ruta del progreso y del comercio mundial más la abundancia de recursos naturales. No tomaba en cuenta la ambición inglesa por expandir su peso, influencia y presencia en la “cintura de América”; desde el XVIII se había posesionado de Belice, Islas de la Bahía, La Mosquitia, en tanto Chiapas optó por incorporarse a México.

Pronto emergieron las tensiones y conflictos entre quienes aspiraban a edificar un nuevo orden, modernizante y capitalista que dejara atrás el legado colonial de esclavitud, servidumbre, mercantilismo y aquellos que pretendían mantener inalterables estructuras ya caducas, cimentadas en estructuras sociales basadas en la pigmentación de la piel, el acceso al poder y la riqueza, el oligopolio comercial favorable en grado sumo a la élite guatemalteca en perjuicio de los productores de añil salvadoreños, los mineros y ganaderos hondureños y nicaragüenses.

Si los primeros se inspiraban en el rápido desarrollo de Gran Bretaña a partir del siglo XVIII con la primera Revolución Industrial, la ideología de la Ilustración y la Revolución Francesa que posibilitó el crecimiento de la burguesía, los segundos defendían el Antiguo Régimen, la alianza entre Estado e Iglesia, los privilegios corporativos, la cultura y tradiciones hispánicas. Aquellos se proclamaron Liberales, estos Conservadores.

El primer fraude electoral, en perjuicio de Valle, ocurrió en esta década, al igual que el primer conato de golpe de Estado, tendencias que marcarían el desarrollo político del área. Posteriormente, esa tensión entre dos concepciones antagónicas del mundo y de la vida, el conflicto entre derechos y atribuciones federales y estatales atribuible al resentimiento y suspicacia de las ayer provincias hoy convertidas en Estados de la Federación hacia la capital Guatemala, debida a la desigual relación material y demográfica, militó en contra de la unidad, reforzando el sentimiento localista por sobre el nacional. Dos etapas marcaron esta década: la que va de 1821 a 1829, bajo hegemonía conservadora, y la de 1829 a 1838, con el triunfo liberal encabezado por Morazán.