Indignación vehemente

A escasos días de abrir la última página del capítulo de cierre de esta tragicomedia política, económica y social en que nos han sometido los políticos del patio durante los últimos 25 años

  • 01 de marzo de 2025 a las 00:00

A escasos días de abrir la última página del capítulo de cierre de esta tragicomedia política, económica y social en que nos han sometido los políticos del patio durante los últimos 25 años, nos encontramos con que el sentimiento generalizado que ha provocado el cúmulo de desaciertos, abusos, corrupción, ineptitud, descaro y cien otros adjetivos despectivos, se han traducido en un sentimiento de ira vehemente, que es producto de la percepción que tiene el hondureño de un daño inferido que nunca ha merecido.

Nuestro Pueblo, tradicionalmente noble y sorprendentemente proclive a la resignación cristiana, ha visto pasar en este angustiante período los actos más desvergonzados, antipatrióticos y criminales que un pueblo no merece padecer. Por los ojos de propios y extraños, han desfilado eventos que han lesionado las fibras más sensibles de la dignidad nacional.

Los actos de corrupción de funcionarios públicos ligados con delincuentes privados no solo han saqueado las arcas famélicas del Estado haciéndose de beneficios económicos difíciles de cuantificar, sino que también por su frecuencia visible, descarada y criminal, han sido como la lanza en el costado de Cristo. El broche de latón, según confesiones de muchos actores principales de esta tragedia, ha sido el maridaje de este y otros gobiernos con altísimas figuras en los engranajes de la administración publica con reconocidos capos de la droga que han admitido el vergonzoso financiamiento de campañas de individuos incapaces que, de no haber sido el poder de ese dinero sucio, jamás hubiesen llegado a recibir el beneplácito de los hondureños.

Todos los medios de comunicación, que abundan, modernos y tradicionales, están saturados diariamente de bofetadas inferidas a un pueblo indignado pero aparentemente embelesado ante la fanfarria callejera de un nuevo circo electorero; indignan las planillas fantasmas, con miles de millones de lempiras, descubiertas en el Seguro Social y el Hospital Escuela, sin que nuestra Fiscalía salte a la palestra para asumir de oficio ambos casos con la misma gallardía que cuando trata de iniciar el enjuiciamiento de adversarios políticos por actos de otros tiempos ya sobreseídos, caducados o enjuiciados; indigna la resolución de un juez inhumano, que aplica la justicia de manera selectiva al dar casa por cárcel a funcionarios delincuentes y remite a las crueles celdas de Támara a un grupo de humildes ciudadanas, mujeres mayores, madres solteras que son el sustento de sus pobres hogares, a sabiendas que ellas han sido las principales víctimas de burócratas delincuentes (candidatos a la horca) que las embaucaron engañándolas con la adjudicación de un bono haciéndolas firmar por decenas de miles de Lempiras y tapándole el ojo al macho con una mísera limosna.

Indigna las interminables filas de jóvenes ilusionados haciendo inútiles esfuerzos esperando en centros de empleos, elevando una oración porque ese día una luz alumbre su futuro incierto.

Indignación Vehemente la que provocan los ineptos en insistir en pedir el voto inmerecido.

Únete a nuestro canal de WhatsApp

Infórmate sobre las noticias más destacadas de Honduras y el mundo.
Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias