En fecha reciente, dije algunas palabras en la cena que los padres del joven César Ribeiro Marín ofrecieron para celebrar su graduación de Ingeniero Mecánico en la Universidad de Maryland, EUA. Escojo aquí fragmentos relacionados con intereses de los jóvenes en general.
“Ve y cumple tu destino”, ordenó Zeus a su hijo Perseo, luego de entregarle las armas conque el héroe, nacido de humana, debería derrotar a Medusa: un casco que le hacía invisible, un escudo impenetrable y una espada invencible.
“Tu familia y la Universidad te hemos dotado de similares armas: fuerza moral para rechazar los halagos y las presiones de la corrupción, que de diversas maneras asomará donde quiera que trabajes. Hazte invisible ante tal presencia cancerosa. Esa fuerza moral será también escudo impenetrable por la cobardía, por el desaliento, por los embates con que la vida probará tu valor.
“La Universidad te arma con la espada del conocimiento. Porque es todopoderosa, úsala con prudente energía. Ten presente el mensaje del Decano en la graduación: cada vez que desarrollen un nuevo proceso, prevengan el impacto que tendrá en la gente y en la naturaleza.
“Son armas formidables, pero tú, a diferencia de Perseo, no tendrás que cumplir tu destino, sino que forjarlo, solo, en el crisol donde la vida templa el acero de los hombres de bien. Que sea acero de ley, prestigio para nuestro país.
“Y hablando del país, jamás lo olvides. Eres hondureño y lo serás hasta el último de tus días. Ámalo, respétalo, defiéndelo. No tendrás otra patria.
“Domina y disfruta el inglés, hermosa lengua. Pero no ningunees el español con frases mezcladas. Nuestra lengua materna fue labrada durante miles de años por cientos de pueblos, en andaduras de extensas geografías, para servir al pensamiento elevado, al sentimiento profundo y a la expresión cristalina”.
“Que la imponente universidad de la que egresas no te haga olvidar la escuela donde te formaste en Honduras. A ella ingresaste como semilla que tus maestros sembraron y convirtieron en joven árbol de hondas raíces y tronco vigoroso. Gracias a esa escuela, no diste en el vacío tu salto a conocimientos superiores en otra cultura”.
“Siembra y cultiva reputación de integridad. Nunca mientas.
La mentira delata baja autoestima y convierte al mentiroso en impostura de sí mismo. Carlos XIII de Suecia decía que, a la larga, la verdad es menos peligrosa que la mentira”.
“Mientras seas empleado –no siempre, espero- busca las tareas más difíciles y exigentes, donde no valgan los cuentos, las intrigase ni las adulaciones. Ahí tendrás menos competencia”.
“Ama, y déjate amar. Aprenderás –ojalá que sin dolor- que no es amor del bueno entregar el corazón como un paquete retirable a voluntad, e ignorar con ese pretexto las necesidades y las ilusiones del ser amado. Deja que también su corazón entre en el tuyo, que solo aposentados el uno dentro del otro podrán saber por qué, como dice la canción, el amor es una cosa esplendorosa”.
“Eras un crío cuando te di una orden, tajante e inapelable. Pues que la has cumplido con lealtad, hemos llegado a ser tan buenos amigos. Y mira que uno no escoge a su parentela, pero sí a sus amistades.
“Ahora que sales a la vida por cuenta propia, ya no debo ni quiero darte órdenes. Esta será la última: amigo mío, tienes las armas para encontrar y conquistar tu destino; te ordeno que seas feliz”.
“Ve y cumple tu destino”, ordenó Zeus a su hijo Perseo, luego de entregarle las armas conque el héroe, nacido de humana, debería derrotar a Medusa: un casco que le hacía invisible, un escudo impenetrable y una espada invencible.
“Tu familia y la Universidad te hemos dotado de similares armas: fuerza moral para rechazar los halagos y las presiones de la corrupción, que de diversas maneras asomará donde quiera que trabajes. Hazte invisible ante tal presencia cancerosa. Esa fuerza moral será también escudo impenetrable por la cobardía, por el desaliento, por los embates con que la vida probará tu valor.
“La Universidad te arma con la espada del conocimiento. Porque es todopoderosa, úsala con prudente energía. Ten presente el mensaje del Decano en la graduación: cada vez que desarrollen un nuevo proceso, prevengan el impacto que tendrá en la gente y en la naturaleza.
“Son armas formidables, pero tú, a diferencia de Perseo, no tendrás que cumplir tu destino, sino que forjarlo, solo, en el crisol donde la vida templa el acero de los hombres de bien. Que sea acero de ley, prestigio para nuestro país.
“Y hablando del país, jamás lo olvides. Eres hondureño y lo serás hasta el último de tus días. Ámalo, respétalo, defiéndelo. No tendrás otra patria.
“Domina y disfruta el inglés, hermosa lengua. Pero no ningunees el español con frases mezcladas. Nuestra lengua materna fue labrada durante miles de años por cientos de pueblos, en andaduras de extensas geografías, para servir al pensamiento elevado, al sentimiento profundo y a la expresión cristalina”.
“Que la imponente universidad de la que egresas no te haga olvidar la escuela donde te formaste en Honduras. A ella ingresaste como semilla que tus maestros sembraron y convirtieron en joven árbol de hondas raíces y tronco vigoroso. Gracias a esa escuela, no diste en el vacío tu salto a conocimientos superiores en otra cultura”.
“Siembra y cultiva reputación de integridad. Nunca mientas.
La mentira delata baja autoestima y convierte al mentiroso en impostura de sí mismo. Carlos XIII de Suecia decía que, a la larga, la verdad es menos peligrosa que la mentira”.
“Mientras seas empleado –no siempre, espero- busca las tareas más difíciles y exigentes, donde no valgan los cuentos, las intrigase ni las adulaciones. Ahí tendrás menos competencia”.
“Ama, y déjate amar. Aprenderás –ojalá que sin dolor- que no es amor del bueno entregar el corazón como un paquete retirable a voluntad, e ignorar con ese pretexto las necesidades y las ilusiones del ser amado. Deja que también su corazón entre en el tuyo, que solo aposentados el uno dentro del otro podrán saber por qué, como dice la canción, el amor es una cosa esplendorosa”.
“Eras un crío cuando te di una orden, tajante e inapelable. Pues que la has cumplido con lealtad, hemos llegado a ser tan buenos amigos. Y mira que uno no escoge a su parentela, pero sí a sus amistades.
“Ahora que sales a la vida por cuenta propia, ya no debo ni quiero darte órdenes. Esta será la última: amigo mío, tienes las armas para encontrar y conquistar tu destino; te ordeno que seas feliz”.