Columnistas

Elecciones 1985 y 1989

El intento continuista de Roberto Suazo Córdova a fin de prolongar su período presidencial más allá del cuatrienio, contando con la complicidad del Tribunal Nacional de Elecciones y de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, fue neutralizado por el presidente del Congreso Nacional, Efraín Bu Girón y el general Walter López Reyes -quien reemplazó a Gustavo Álvarez Martínez en la jefatura militar-, provocó una crisis institucional y reveló el divisionismo interno en el liberalismo y Ejército.

Las fuerzas vivas también se opusieron a la pretensión continuista al igual que Washington. Fue así que se firmó un pacto que, por esa única vez, autorizó que distintas corrientes al interior de cada partido presentaran precandidatos a la Presidencia.

En el liberalismo venció Simón Azcona Hoyo, en el nacionalismo Leonardo Callejas Romero. La sumatoria de votos permitió al primero acceder al poder: 49.2% del total de sufragios (786,603), pese a que, a nivel individual el segundo había recibido unos 200,000 votos más que el primero. Callejas computó 43.9% de votos (701,440), la DC 1.9% (30,258), el Pinu 1.4% (23,709).

El nacionalismo logró mayoría en el Congreso. Así como en 1971, nuevamente se repartieron los puestos públicos ambos partidos.

La profundización de la crisis estructural influyó para los comicios de 1989 y el divisionismo al interior del liberalismo contribuyó a que el nacionalismo y su candidato Callejas vencieran al liberalismo y a su postulante Flores Facussé. El resultado electoral: PN, 50.9% (917,168 votos), PL, 43.1% (776,983), Pinu, 1.8% (33,952) y DC, 1.4% (25,423).

El liberalismo disminuyó en 9.2 su caudal de sufragios en comparación con los recibidos en 1981 y perdió la alcaldía de San Pedro Sula. Se había debilitado por ineficiente, faccionalista, entreguista y el electorado lo castigó. Solamente alcanzó 55 diputaciones contra 71 del nacionalismo, 72 municipalidades y el nacionalismo 289.

La Administración Callejas implementó el primer “ajuste estructural de la economía”, propuesto por el Fondo Monetario Internacional: devaluación monetaria, privatización de empresas estatales, alza inflacionaria, fin de la reforma agraria, ofensiva antisindical, promoción y diversificación de las exportaciones, modernización del Estado, constituyeron algunos de sus rasgos, amén de un incremento en la corrupción oficial.

Para la politóloga inglesa Rachel Sieder, “los resultados de las elecciones de 1989 fueron la evidencia de una exitosa renovación que venía dándose en el PN y la habilidad del partido en movilizar a sus bases”.

Respecto al abstencionismo electoral, en 1985 fue del 15.9%, concurriendo a las urnas el 84.1% de votantes; en 1989 se abstuvieron de votar el 23.8% de la ciudadanía. ¿A que se debió esa tendencia hacia el alza? Julio Navarro se pregunta: “¿...Al desencanto con los partidos políticos y sus candidatos...o más bien una consecuencia de la migración internacional masiva...durante las últimas décadas?...Se podría formular la hipótesis de que ambas razones inciden un poco.

” (“Elecciones”, en “Tres décadas de transición política en Honduras”, editado por Julieta Castellanos y Antonio Murga, p. 191).