Amable es el que merece ser amado, si miramos con detenimiento esta bella palabra, amable es el que hace de la delicadeza, la cordialidad, la empatía y la atención su carta de presentación. Amable es el que considera al otro objeto de respeto y de cortesía, el que brinda opciones a la alegría del tercero sin motivo, sin espera de retorno, simplemente por el hecho de alegrarse de su encuentro.
¿Por qué practicar el valor?
Amable es también quien regala cortesía, respeto, simpatía y sensibilidad, valores esenciales en la construcción del vínculo, de la confianza (valor esencial) y en consecuencia de la convivencia. Hagamos del mundo un lugar más humano. Reduzcamos la carga de estrés. No dejemos a las personas de lado. Construyamos relaciones exitosas y de largo recorrido.
Obstáculos: Indiferencia, apatía, poca importancia al tema, egocentrismo.
¿Cómo practicarlo?
Crear una cultura de amabilidad en las empresas puede contribuir a reducir el riesgo del estrés y es un aspecto que conviene tener en consideración para mejorar las condiciones de vida y trabajo en los entornos laborales. Escucha a los demás: Cuando se está hablando con una persona lo correcto es dejar patente que estamos interesados en lo que se nos está comentando. Acepta a los demás tal como son: es normal que en la vida nos encontremos con personas que piensen distinto a nosotros. No juzgues: Todos nuestros juicios deben ser guiados por las normas de la rectitud. Recuerda que tu meta no es ser mejor que alguien, sino ser mejor de lo que solías ser. Ver lo mejor en los demás: Ante cada nueva persona que conozcamos pensemos: ¿Qué puede aprender de ella?
Sonreír: Con la sonrisa favorecemos la EMPATÍA de nuestro interlocutor. La comunicación se hace más agradable, más fluida. Respeta las ideas de los demás: Siempre vamos a encontrar personas con quienes no estaremos de acuerdo en ciertos temas y está bien.
Brinda ayuda a quien lo necesite: Abramos bien los ojos del corazón, siempre tenemos la posibilidad de brindar ayuda a alguien.
Ten buen humor: El buen humor, decía el conde de Shaftesbury, consiste en una forma efectiva de atenuar las diferencias radicales entre quienes ostentan posiciones que se oponen; es un modo de limar las asperezas que tanta fricción generan entre quienes se involucran en encarnecidos debates.
Propósito: Trabajaré en mi forma de ser, para poder llevar un ambiente de calma y amabilidad a donde sea que vaya.