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El mundo sigue al revés

Hace más de dos décadas que el escritor uruguayo escribió la obra “Patas arriba: la escuela del mundo al revés”. El título del presente trabajo no es tan original, se inspira en la idea del también escritor de la obra “Las venas abiertas de América Latina”, que tanto influyó en los jóvenes de finales del siglo pasado en su formación y luchas estudiantiles.

Hace ciento treinta años, dice Eduardo Galeano, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.

“El mundo al revés premia al revés; desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo... la injusticia, dicen es ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de la ‘tasa natural del desempleo’. Por ley natural, comprueban Richard Herrnstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, Jhon D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles... y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloría”.

En este momento existen cerca de 84 millones de refugiados y en proceso de migración de sus países para Europa y Estados Unidos. En 2021 murieron tres mil personas en la travesía hacia el llamado viejo continente, la situación de los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos adquiere la condición de crisis humanitaria. Niños abandonados, mujeres violadas y muchas personas secuestradas por el crimen organizado es el saldo doloroso que muchas personas tienen que sufrir al huir de condiciones de pobreza y violencia en sus países.

Desde que la migración tiene límites legales y muchos ciudadanos optan por salir del país utilizando vías no convencionales, las últimas administraciones de los EE UU han formulado una serie de promesas en torno a este problema, que, dicho sea de paso, es un problema con responsabilidad compartida históricamente, si consideramos que son ellos los que han impuesto y protegido gobiernos corruptos y violadores de derechos humanos.

Con la nueva administración en el gobierno hondureño, vimos desfilar una serie de funcionarios de alta jerarquía de la administración Biden, incluso, se nombró un delegado para tratar asuntos del llamado Triángulo Norte, con la idea de otorgar cuatro mil millones de dólares para impulsar el desarrollo. Después de varios meses de esa promesa, no se ve nada en concreto, en cambio, sin los problemas burocráticos de la representación senatorial y del Congreso, se ha dispuesto el envío de 40 mil millones de dólares para ayuda militar a Ucrania.

En el mundo al revés, pareciera que la guerra, no la paz, tiene más fuerza para captar la atención de las grandes potencias. La ayuda se concibe como un acto de caridad; la guerra, como una práctica de control y dominio geopolítico.