Columnistas

El llanto de un pueblo

Hoy lloramos la pérdida de hermanos que faenando en las aguas del Caribe ofrendaron sus vidas en pos de adquirir el sustento para hacer llevadera la vida en sus hogares.

Hoy Honduras se llena de luto por la pérdida de sus hijos.

Hoy enterramos a estos hermanos y posamos la vista en esa extraña tierra, distante, misteriosa, desilusionada, llena de interrogantes para los ladinos y buscamos en los mapas escolares y vemos que el departamento políticamente se llama Gracias a Dios, pero que culturalmente se le denomina La Mosquitia, y encontramos nombres de pueblos difíciles de pronunciar o pensamos que son nombres divertidos, extraños y no sabemos qué significan.

Nos acordamos de que La Mosquitia existe por eventos especiales como la que ocurrió en estos días, o como cuando un rayo mató en un campo de futbol a 18 compatriotas, por las inundaciones que provocan sus ríos, o por la masacre de la DEA o porque existe el corredor de narcotraficantes, porque pusieron bombas en una pista clandestina para que narcoavionetas no puedan aterrizar, son momentos que nos acordamos de que Gracias a Dios está ahí, en el extremo este de nuestro mapa.

La sociedad misquita es de personas que viven en extrema pobreza porque los índices de analfabetismo son altos, la salud es deprimida porque los pocos centros de salud están entre selvas, en zonas boscosas o hay que utilizar cayucos y pipantes para trasladar el poco medicamento que se les proporciona, los altos índices de malaria son porque es zona llena de ríos, suampos, esteros, lagunas y la pluviabilidad es alta ya que el mar Caribe es una fuente constante de lluvias y todo es fuente para que el mosquito Anopheles causante de esta enfermedad se críe.

Se habla tawahka, misquito, garífuna, pech, español, inglés, y esta diversidad cultural provoca diferencias que hacen que el desarrollo no avance.

La Mosquitia fue bastión inglés, su territorio se extiende desde la zona este de Honduras hasta la parte noreste de Nicaragua, con sistemas ecológicos aún sin descubrir, con selvas oscuras porque son tupidas, ciudades perdidas en el tiempo y enterradas por la selva, pueblos de tradiciones y costumbres ancestrales, geografía surcada por ríos caudalosos y planicies interminables.

A La Mosquitia hay que llorarla todos los días, las personas mueren y no nos damos cuenta porque muchas comunidades están a orillas de ríos como el Patuca, Kruta, Plátano, Wampu, Mocorón, las grandes sabanas que conforman los llanos se encuentras viviendas diseminadas que están a la mano de Dios, otras se encuentran entre bosque y selvas, a la orilla de lagunas y en las playas del océano.

Llegar a esa es difícil si lo haces por tierra, ya que la infraestructura vial es de mala calidad, si viajas desde Tocoa, pasando por Iriona, muchas veces no se cruza hasta llegar a Batalla porque se inundan los criques y el paso se interrumpe, si viajas en avión el costo es más alto que ir a Miami, todo es caro, en La Mosquitia se subsiste, no se vive.

El deterioro de la infraestructura escolar es terrible, niños no van a clases por no tener el alimento diario, muchos adultos salen a faenar en las playas para encontrar siquiera un fardo para mejorar su vida para obtener un poco de dinero, las viviendas de muchas comunidades son de tablas podridas tanto por la exposición a los elementos como a las termitas y son casas pequeñas donde viven hasta siete u ocho personas hacinadas.

Las ONG van y vienen, llegan ilusionadas de transformar y se van desilusionadas porque el sostenimiento, la transformación de comunidades es de mucha inversión y el dinero se diluye solo en gastos de transporte, combustible, materiales que se deterioran por la alta salinidad.

Hoy lloramos por estos hermanos y, como me lo dijo un misquito hace años: “somos felices cuando ocurren tragedias, no por las pérdidas, sino porque del interior se acordarán de que existimos y empiezan a enviarnos muchas cosas”.

La prensa, la televisión, la radio, el mundo habla de la tragedia, más solo será por un poco de tiempo y después será lo mismo, un pueblo olvidado de la mano de los gobernantes, de la mano de Dios, porque La Mosquitia siempre será un territorio como los que existen en África; misterioso, inescrutable, olvidado.