La comunidad teatral nacional y su fiel público conmemoran esta fecha, repasando lo hasta ahora alcanzado, con espíritu crítico, planificando el montaje de nuevas obras y temáticas.
Poseemos, pese a escasos alicientes oficiales y privados, una larga y fecunda tradición teatral, inaugurado por José Trinidad Reyes (1797-1855) con las Pastorelas; continuada por José María Tobías Rosa (1874-1933), “Teatro escolar hondureño”; Luis Andrés Zúñiga (1878-1964), “Los Conspiradores”; Alonso A. Brito (1884-1925); Jorge Fidel Durón (1902-1995), “Prisión y fuga de Francisco Morazán”; Medardo Mejía (1907-1981), “La ahorcancina”; Roberto Soto Rovelo (1930), “El jardín de Italia”; Francisco Salvador Aguilar (1934-2000), “El sueño de Matías Carpio”; Rafael Murillo Selva (1943), “Loubavagu”; Isidro España (1945), “Clementina Suárez vive”; Tito Estrada (1954), “Aguirre”; Candelario Reyes (1958), “Siete muecas”, entre otros. Algunos de ellos también han actuado y dirigido exitosamente aquí y en
el exterior.
La estadía del español Andrés Morris Bermúdez (1928-1987) vitalizó nuestro teatro, como dramaturgo (“Trilogía ístmica”), director y docente.
Directores: Alma Caballero, José Francisco Saybe, Mauricio Durón, Saúl Toro, Tito y Lourdes Ochoa, Edilberto Borjas, Edgar Valeriano, Luisa Cruz.
Actores y actrices: Lucy Ondina Matamoros, Magda Alvarado, Reina Gabriela Núñez, las tres grandes damas encabezan, junto a sus colegas varones, una distinguida nómina.
Grupos teatrales: Rascaniguas, Teatro La Reforma, Teatro Taller Tegucigalpa, Grupo Teatral Bambú, Teatro Universitario Lucem Aspicio, Teatro Memorias, Muskitia Sinska, entre otros.
Hitos: construcción del Teatro Nacional Manuel Bonilla, fundación de la Escuela Nacional de Teatro, participación de grupos étnicos sin ninguna experiencia teatral previa,
con acierto.
En la medida que apoyemos a nuestros teatristas, tanto profesionales como aficionados, en las grandes, medianas y pequeñas ciudades, en las áreas rurales, crecerá y se fortalecerá, cualitativa y cuantitativamente, el arte
dramático hondureño.
Un público reconocimiento a las y los compatriotas inmersos en la actividad teatral por sus aportes desinteresados al quehacer cultural-educativo que nos permite conocer tanto obras de autores nacionales como extranjeros, permitiendo formarnos una visión humanística, estética y social del mundo circundante con sus conflictos, pasiones y sueños.
Que lleguen a recibir mayores estímulos estatales y privados, lo que hará posible la puesta en escena de adicionales obras de teatro, pasadas y actuales.