Mi niñez y adolescencia la viví en años de mucha agitación social y política en el mundo, eran los tiempos de posguerra; con un fuerte movimiento de liberación nacional, especialmente en África y Asia, un movimiento obrero pujante y un sistema socialista en ascenso y, desde luego, como resultado de eso, un enfrentamiento entre el mundo capitalista encabezado por Estados Unidos y el socialismo, bajo la dirección de la antigua Unión Soviética. Ambos sistemas luchaban por demostrarle al mundo las ventajas comparativas de ambos regímenes. En aquellas condiciones, había una enconada lucha ideológica entre ambos bloques.
En 1959, triunfó la revolución cubana, y por el contexto histórico en que se desarrolló, pronto emergió como una revolución socialista. En esas condiciones, la lucha ideológica adquirió matices casi mágico-religiosos. Fidel Castro, para sus simpatizantes en América Latina, era una especie de ser humano omnipresente y omnisciente, era tal que, moría en combate en un lugar y luego aparecía en otro. Cuando Fidel declaró el carácter socialista de la revolución; los Estados Unidos y los sectores de la derecha latinoamericana desplegaron una campaña ideológica, que, para los tiempos actuales, resulta incomprensible, por el nivel de ignorancia y perversidad. En el comunismo se comen a los niños, esto se repetía una y otra vez, además, a los ancianos se les hace jabón. Para divulgar la campaña anticomunista, se invertían millones de dólares a través de distintos medios de comunicación.
Con la caída de la Unión Soviética y el debilitamiento del capitalismo como sistema, la lucha no ha cesado, no obstante, la misma ha devenido en una crisis política, donde las ideas cada día se alejan más de la realidad que se intenta explicar.
En la última década del siglo pasado ocurrieron una serie de cambios en América Latina, poniendo las elecciones como la única forma de acceder al poder, contrario a la ilusión de lograrlos por la vía armada. De esta manera, surgió el Foro de Sao Paulo, que concibió un movimiento amplio, proclamó la unidad en medio de la diversidad. Su base ideológica y su estructura orgánica rompía con la experiencia de los viejos partidos de corte marxista leninista, abandonando en la práctica principios teóricos como la disciplina partidaria y el centralismo democrático.
Los sectores conservadores de varios países de América Latina siguen viendo al Foro de Sao Paulo como un movimiento desestabilizador, que busca destruir la democracia, una democracia que para muchos países es inexistente.Honduras será sede de un importante evento del Foro de Sao Paulo, del 27 al 29 de junio, en ocasión de la celebración de un aniversario más del golpe de Estado del 2009. Una parte de la oposición está viendo ese Foro como una amenaza, promoviendo el fantasma del comunismo. Son los mismos que ven los cambios como consecuencia de mentes perversas o mentes privilegiadas y no como resultado de un sistema económico y social que se desmorona en todas las latitudes del planeta. Se puede estar en contra de un gobierno, pero no se puede estar en contra de la tendencia universal de los pueblos.