Columnistas

443 aniversario de Tegucigalpa

Tegucigalpa recuerda hoy que hace cuatro siglos y cuarenta y tres años se establecieron los primeros españoles y sus esclavos en un asentamiento indígena, atraídos por las minas existentes en sus alrededores: San Salvador, Santa Lucía, Mololoa, Guazucarán, entre otras, región montañosa cubierta por pinares. La existencia de poblados indígenas en las inmediaciones permitía obligarlos, vía repartimiento, a constituir la mano de obra en la explotación minera.

El geógrafo Robert C. West afirma que a partir de 1578 ocurre un desplazamiento económico desde las costas caribeñas hacia el interior de Honduras, en tanto su colega William Davidson concluye que “una definitiva etimología de Tegucigalpa será indudablemente obra de un lingüista más que de un historiador o un geógrafo de la historia”, ya que si bien la parte del sufijo (galpa, calpa) es de origen mexicano (náhuatl), la parte del prefijo (Teguci) es mucho más problemática, no descartando que el vocablo proceda de la fusión de un prefijo de un lenguaje propiamente hondureño y un sufijo náhuatl (“Acerca del topónimo Tegucigalpa/Taguzgalpa, y su regionalización”, en Etnología y Etnohistoria de Honduras, ensayos).

La actividad minera generó actividades económicas complementarias: cría de mulas, abastecimiento de sal procedente de las costas del Golfo de Fonseca, utilización de cueros para transportar el mineral y el comercio, por lo que los orígenes de Tegucigalpa son minero-mercantiles, llegando a rivalizar con el centro urbano político-administrativo-eclesial: Comayagua, culminando con la decisión oficial, durante la Administración Soto, decretando “por ahora” el traslado de la capital desde Comayagua a Tegucigalpa, en 1880. Lo de temporal se convirtió en definitivo. A partir de la década de los 1950, se inició con el crecimiento del gobierno (durante la administración Gálvez), de la actividad empresarial privada y de oportunidades de empleo, la migración poblacional desde otras regiones hacia Tegucigalpa, sin un ordenamiento urbano que permitiera una expansión planificada, y la problemática social fue aumentando.

Con ocasión de conmemorar el Bicentenario de la emancipación, es oportuno recordar a las autoridades locales que recibieron el 28 copia del Acta emitida en Guatemala el 15 de septiembre de 1821: José Francisco Pineda, cura; fray Manuel Antonio Gonzales, comendador; Juan Alcalá, capitán; Ambrosio de Echeverría y Plasaula; Manuel José Midence, Miguel Bustamante; Carlos Joaquín de Herrance; fray Nicolás Hermosilla, guardián de San Francisco; Manuel Antonio Vásquez, exregidor; Francisco Xavier Aguirre; José María de Aguirre; Diego Vijíl, Braulio Rosa; Carlos Selva; Manuel de Agueche; Antonio José Contreras; Vicente Caminos; Juan José Durón; Felipe Santiago Reyes; Francisco Juárez; Manuel Ugarte; Juan Antonio Gómez; Luis Brito; Thomas Midence; Mariano Urmeneta; Juan Estrada, Eusebio Ruiz, Dionisio de Herrera, secretario (“Suscriptores de las actas de Independencia de los ayuntamientos del país”, en “Origen de los apellidos hondureños más frecuentes en la actualidad”, por Fidelina Barrios de Molina, pp. 150-151).