Cartas al editor

Violencias culturales

En artículos anteriores se ha escrito sobre la tipología de la violencia y sus expresiones, estableciendo que estas son variadas y complejas. A continuación, se describirá el último concepto de la tríada de la violencia propuesta por Galtung en sus estudios sociológicos sobre la paz y los conflictos: la violencia cultural. La violencia cultural se definirá como aquel tipo de violencia que valida o legitima el uso y existencia de violencias directas o estructurales. Misma está presente en la mente y corazón de los individuos. A la vez, es constantemente reforzada y validada por los discursos, sentires y pensares del conjunto de la población. En ocasiones se encuentra descrita como “violencia simbólica”, y al igual que la violencia estructural, es difícilmente perceptible. Asimismo, contrarrestarle es complejo, porque la sociedad ha normalizado su uso, viéndolo como algo “común o natural”. Según Johan Galtung, las violencias culturales pueden materializarse de diversas maneras, entre las cuales están: la lógica formal, la ciencia (cuando trata aspectos como la exclusión y el clasismo, por ejemplo), la religión (en sus diversas concepciones en todo el mundo), el lenguaje, la ideología, las leyes, el arte o simbolismo, los medios de comunicación y hasta la educación (expresado en la educación para la violencia y la competitividad, propia del sistema económico instaurado, en lugar de la educación para la paz). Una expresión cotidiana de violencia cultural será, por ejemplo: establecer la existencia de pobres y ricos como algo “natural o legítimo” (validando con esta afirmación, la desigualdad). También lo será probar la violencia sexual y el acoso contra las mujeres, bajo las premisas erróneas y falaces que “ellas se visten provocativamente” o “ellas se lo buscan, porque transitan por algunos lugares a ciertos horarios, en los que no deben”. Asimismo, justificar un asesinato o muerte violenta, porque supuestamente “él/ella seguro andaba en malos pasos”. Los anteriores son todos ejemplos de los millares de formas en las que nosotros contribuimos a legitimación de las violencias, inconscientemente. Es por ello que es necesario revisar detalladamente nuestros pensamientos y actitudes a la luz de las violencias. El cambio comenzará siempre por nosotros mismos.