TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En Honduras existen dos clases políticas paralelas, una, es la que promete en campaña electoral, la otra es cuando los que prometen logran llegar al poder.
Aunque son las mismas personas, son diferentes, porque hacen lo contrario a lo que prometieron cuando les toca gobernar.
El problema radica en los políticos que venden la falsa ilusión que tienen la solución a nuestros problemas, porque saben que ese discurso puede tener mayor aceptación entre la población. ¿Un ejemplo de esto? Los peajes.
El gobierno de la República prometió en campaña que eliminarían los peajes, pero ahora dicen que no se puede porque hay compromisos legales muy grandes y el Estado de Honduras tendría que asumir este costo, entonces, ¿por qué lo prometieron si no sabían cómo hacer para eliminar los peajes?
No se trata de culpar a la oposición ni a nadie más, estas son cosas que el gobierno de la República prometió en campaña electoral porque sabían que es algo que el pueblo hondureño añora; una vez electos, hicieron caso omiso a lo prometido. Es decir, han llegado al poder con un discurso alejado de la verdad.
Digamos, si usted o yo mentimos en una entrevista de trabajo y decimos que tenemos capacidades con las que NO contamos, ¿qué va a pasar una vez que la empresa nos contrate, nos pida que demostremos nuestras habilidades y sepan que mentimos cuando nos postulamos?
Nos despedirán antes de que termine el periodo de prueba, porque utilizamos la mentira como un mecanismo para sacar ventaja del voto de confianza que la empresa nos dio en ese momento; y también, si no tenemos esas capacidades pues les seremos inútiles, por lo que deben buscar a otra persona idónea y capaz para ese puesto.
Lo mismo sucede con la función pública, no solo se requiere enlistar los problemas, se necesitan estrategias y mecanismos que permitan plantear soluciones factibles y alcanzables.