Cartas al editor

Botar, votar y elegir

Tres conceptos completamente distintos, cuya inadecuada interpretación ha causado grave daño al pueblo hondureño, sin proponérselo. En el trasfondo está la honradez ancestral de nuestros compatriotas, la buena fe, la fidelidad y, a falta de educación, ingenuidad, debidamente aprovechado por los polítiqueros para conseguir el voto, utilizando miles de artimañas, sobre todo la mentira.

Botar es tirar lo que no sirve, tanto personas como objetos. Votar es ejercer el derecho de emitir el sufragio por la persona o partido de mi preferencia. Es aquí donde nos hemos equivocado por décadas, regalando nuestro voto, que representa la potestad soberana de colocar en el poder a presidentes, diputados, alcaldes y otros cargos, en vez de nosotros para que administren la cosa pública. No cabe dentro de la idiosincrasia del pueblo votar por ladrones y mucho menos por enemigos de ellos, y que administren la cosa pública solo en provecho propio. Este error es el causante de la miseria en que vive la mayoría del pueblo.

Elegir es saber escoger con lupa a las personas que les vamos a dar el voto. Este no debe venderse por nada. Si queremos un país mejor, no votemos a la zumba marumba. Sin estar seguros de que el destinatario de nuestro voto es un ciudadano correcto. Y que se le conozca como tal. Solo hasta entonces merecerá nuestro voto.

Compatriotas, si el próximo 28 de noviembre elegimos bien, si no nos dejamos engañar por una palmadita en el hombro, un abrazo, unas cuantas monedas y discursos sin contenido, nuestro voto significará una nueva era para Honduras. Hay que rescatar, sobre todo, nuestra soberanía, eligiendo a los mejores representantes al Congreso Nacional. Si lo logramos nos haremos un gran favor y le devolveremos la dignidad perdida por los que nos han desgobernado durante décadas, colocándonos como uno de los países más atrasados del planeta.