Cartas al editor

Biblioteca: fábrica de metas, sueños y esperanza

En un mundo cada vez más fragmentado, donde la integración social y el reconocimiento de la diversidad son imperativos, las bibliotecas emergen como faros de esperanza y puntos de encuentro para comunidades diversas. En mi travesía como estudiante internacional en Corea del Sur, me maravillé ante el impacto del robusto sistema bibliotecario de este país en el ámbito educativo y cultural.

Las bibliotecas surcoreanas trascienden la noción convencional de espacios silenciosos de lectura. Más allá de ofrecer una amplia gama de recursos impresos y digitales, estas instituciones son auténticos centros de vida, con áreas de descanso, cafeterías, zonas audiovisuales y salas multifuncionales.

Recuerdo con especial admiración nuestra visita a la Biblioteca Nacional para la Niñez y la Adolescencia en Seúl. Este centro de aprendizaje combina la lectura tradicional con tecnologías de vanguardia, utilizando herramientas como realidad aumentada, realidad virtual, inteligencia artificial y robótica para estimular la imaginación y el pensamiento crítico de los más jóvenes. Aquí, los niños descubren de forma divertida y apropiada a su edad temas sociales, culturales y ambientales, promoviendo la creatividad y el intercambio de ideas en un ambiente seguro.

En Honduras, las Bibliotecas Blue Lupin representan un rayo de esperanza similar. Reconocidas como una de las mejores prácticas educativas de la región centroamericana, estas bibliotecas han empoderado a la niñez hondureña, brindándoles un espacio para expresarse y explorar nuevas fronteras en el arte y las ciencias. Es mi ferviente deseo que en un futuro cercano, los niños y jóvenes de Honduras también puedan acceder a este tipo de bibliotecas, auténticas fábricas de sueños, metas y esperanza. Que cada página que lean en estos especiales lugares les motive a alcanzar nuevos logros y a construir un futuro mejor tanto para ellos mismos como para su comunidad.