Somos pasivos espectadores y pasmados aceptadores, nuestro ignorantismo lastima y da lástima. Los políticos abusan del pueblo sumido en el abandono y desconcierto, aprovechando su idiosincrasia que tolera cuanta tozudez sale de la testa sin cacumen de las y los que nos quieren gobernar.
Si con los estudiados nos ha ido mal, con los ignorantes es peor, y lo confirman los dos últimos gobiernos donde el desconocimiento y la incompetencia fueron y son suplantadas por la imposición e improvisación. Esa es una cuota de irresponsabilidad ciudadana que debemos de asumir todos los hondureños porque por nuestro voto tuvimos y tenemos lo que no nos merecemos. Quejándome del actual gobernante, una sobrina de 9 años, me dijo: Tío pero usted votó por él. Callé mi vergüenza. Me declaro culpable de mi decisión electoral pero inocente de su pésimo actuar presidencial.
Abuso es el apego de Zelaya y Lobo por los micrófonos. Tienen siempre una respuesta insulsa que insulta. Zelaya no pudo rezar el Padre Nuestro, siendo egresado de un colegio católico, y Lobo asegura que “Jesucristo tardo 7 días en crear el mundo”. Ocho palabras, dos aberraciones. No fue Jesucristo ni fueron 7 días. Bien le haría leer para no meter las de andar. Nuestra verdadera emergencia es carecer de autoridades con dignidad, honorabilidad y credibilidad. Lo único capaz de consolar al hombre por las estupideces que hace es la sorna que le proporciona hacerlas.
Los aires del poder obnubilan y eso es peligroso. Se les aguanta y permite todo porque el conformismo y la aceptación es propio de pueblos ignorantes dominados por otros ignorantes e ineptos con poder, que son bien acogidos en un medio creado para que la mediocridad sobresalga sin importar lo que arrastra el actuar sin pensar.
Los precandidatos también nos abusan e irrespetan en todo; deben, si en realidad son honestos con ellos mismos y con nosotros, cambiar su discurso pueril, trillado, insustancial y hasta inmoral con poses maquilladas y ofertas maquiladas. La misma farsa cada cuatro años, promesas sin sustentos y sin demostrar que pueden hacernos pasar de la crisis a la lisis. Hablan con soberbia e impropiedad, porque sabiendo que este pueblo chico es un infierno grande donde todos nos conocemos y los corruptos e incapaces brillan por su oscura trascendencia, ellos se atreven a ofertar lo que harán y nunca han hecho, pretendiendo ignorar su nulo desempeño cuando ya han sido parte de los malos gobiernos tanto del ejecutivo como de las alcaldías anteriores y de este período. Las obradas los denuncian, ahí están todavía los baches de la corrupción gritando la inconformidad de una capital descuidada y abusada; denuncian actos de corrupción cuando son parte de ese delito que nos empobrece y envilece.
Pretenden engañarnos con su capacidad cuando sabemos lo incapaces que son y han sido.
De los candidatos a diputados no podemos esperar absolutamente nada. Insisten inveterados que han desfigurado el perfil del poder legislativo y vienen nuevos inventados sin referencias ni trayectoria tras cuyo rostro publicitario retocado, no hay capacidad y mucho menos inteligencia para legislar. Todos amenazando para levantar la mano y dispensarse debates para no pensar.
Este circo no distrae, preocupa seriamente, porque no les interesa el país ni les importa seguir con sus intolerantes abusos e irrespetos.