Leí hace algunos días en la edición electrónica de EL HERALDO una noticia que me sorprendió mucho; o sea que en Honduras, entre la miseria que agobia a la gran mayoría de la población, hay 215 personas cuyo patrimonio personal supera los ¡30 mil millones de dólares! Ni siquiera puedo imaginar este monto.
Así que reflexiono y me digo que si tan solo ellos donaran 1 millón de los 30,000 que tienen a nosotras, las ONGs pequeñas, que luchamos día a día para superar a las lagunas del Estado, serían 215 millones de dólares. En lo personal, por ejemplo, con tan sólo uno, Casa Asti podría seguir trabajando 5 años más tratando de prevenir que más niños crezcan y vivan en la calle.
Yo creo que cuando tenemos dinero para nuestras necesidades, más otro para los deseos, más otro para los caprichos y aun así nos sobra.
Tendríamos que ser un poco más altruistas y pensar que aunque viviéramos 100 años y nos compráramos todos los equipos más sofisticados, nos hiciéramos todas las cirugías necesarias, diéramos la vuelta al mundo en hoteles y barcos 5 estrellas, estudiáramos en las universidades más caras de Estados Unidos o Europa, nos compráramos los trajes de firmas exclusivas, aun así, no podríamos gastar tanto.
Entonces, ¿por qué no hacer algo que marque la diferencia y que sin quitarnos nada, podría darle mucho a alguien más?
Mejor sigo soñando. ¿Verdad?
