Una de las grandes características de los menonitas, ya sean conservadores, moderados o liberales, es su apego a la espiritualidad, al trabajo y al servicio comunitario.
La proyección social que tienen en los lugares donde instalan sus colonias o congregaciones es visible. Van desde la enseñanza del autosostenimiento, la generación de empleos y apoyo a la niñez hasta la construcción de infraestructura vial.
En la difusión de su fe han levantado sus propios templos, por lo general estructuras muy sencillas que van ampliando en la medida que crece la membresía.
Los de la montaña, los más conservadores, se han vuelto grandes productores de café, además de trabajar la madera y las estructuras metálicas.
Aquí “uno tiene que trabajar para vivir, por ejemplo, yo tengo café, mi suegro (John Showalter) también tiene. Aquí muchos estamos en este cultivo; por otro lado, mi hermano hace camas, muebles, lo que sea, con madera”, explicó Lindon Petre, miembro de la comunidad menonita de San Cristóbal, Gauaracacal, Guaimaca, aldea situada a 4,000 pies sobre el nivel del mar.
John Showalter es uno de los primeros misioneros menonitas que llegaron a la montaña. Después de intentar tener una colonia autosostenible haciendo esto y lo otro, decidió probar con el cultivo del café.
Por la altura de la montaña, ahora, junto con otros menonitas, obtiene uno de los mejores cafés de Honduras, que busca exportar promoviéndolo a través del Internet.
Para mejorar el procesamiento del grano aromático, los Showalter han instalado en la colonia un taller de estructuras metálicas donde a las máquinas despulpadoras les adaptan una lavadoras de café construidas por ellos mismos. Además tienen su propia tienda de venta de materiales para la agropecuaria, así como de granos básicos que ellos producen.
Proyección
Además de sus quehaceres para autosostenerse, los menonitas de la montaña también realizan una serie de actividades para proyectarse con las comunidades.
Tienen una escuela para apoyar a los niños, asimismo, no se quedan de brazos cruzados para solucionar algunos problemas que enfrentan los pobladores.
Al pie de la montaña, sobre la quebrada el León, está un puente que ellos construyeron y para recordar a los trabajadores hasta le pusieron una placa con sus nombres.
Igual pasa con los miembros de la colonia menonita del casco urbano de Guaimaca. “Nosotros estamos enfocados en el alma de las personas, pero ayudándoles de una u otra forma a las personas, pidiéndoles que cuando estén bien no se olviden de Dios”, dijo Mark Schmucker.
Algo que los miembros de esta colonia conservan de los amish es el trabajo y el hacer tiempo para dárselo a la familia. “Estoy seguro que es una costumbre que viene desde muy atrás. Por ejemplo, los domingos en la noche estamos toda la familia reunida, es una bendición tener a todos nuestros hermanos y hermanas. Para mi familia es primero”, explicó Schmucker.
Pero sobre todo “de nada sirve que yo tenga o gane todo lo que quiera ganar en esta tierra si no tengo a Cristo conmigo. Para mí en Cristo lo tengo todo y el tener un negocio es para ayudar a los demás”, añadió.
Los descendientes de Vernon y Katie Schmucker son la única familia fundadora de esta colonia menonita que ha quedado en la zona dirigiendo la iglesia, así como diferentes negocios que dan empleo a unas 90 personas del sector.
El pastor de esta congregación, Gilberto Schmucker, maneja un aserradero; su hermano Mark maneja un taller de ebanistería; Ricardo, el restaurante la Chiquita; Ernesto posee una granja y un quinto hermano maneja un taller de mecánica.
De acuerdo con Katie, desde su llegada en 1970 ellos han tratado de enseñarle a la gente algunas formas de producción, con el fin de que puedan salir de la situación de pobreza. “La meta de nosotros desde que estamos aquí es enseñar a la gente a vivir un poquito mejor. Usted sabe que la gente pobre a veces piensan que estoy pobre porque mi padre era pobre, y no tiene que ser así, uno con orientación y trabajo puede cambiar. Solo porque nuestro padre es pobre no quiere decir que uno va a ser pobre”.
Asimismo, la iglesia menonita de corte liberal -que es la que tiene más congregaciones en el país- también procura apoyar a la gente con menos posibilidades económicas. Esta iglesia cuenta con una Comisión de Acción Social Menonita (CASM) para proyectarse con la población.
Esta comisión fue formada en septiembre de 1983, comenzando con el apoyo a refugiados salvadoreños que llegaron a Honduras huyendo del conflicto armado que azotaba a su país.
Por una parte, la estrategia de trabajo de la CASM está encaminada a la incidencia política para buscar el desarrollo de las personas; otro enfoque es el mantenimiento de un programa pastoral de equidad social y también tiene contemplada la gestión y ejecución de proyectos sociales.
Después de 64 años de que llegaron a Trujillo los primeros misioneros menonitas, el fruto de su trabajo hoy se ve reflejado en los lugares donde instalaron sus iglesias. Estos cristianos anabaptistas, pacifistas y trinitarios solo buscan fomentar el crecimiento espiritual y una mejor forma de vida en una sociedad hondureña que poco a poco ha caído en la decadencia de valores.