La cadena humana formada por más de 150 manos cuidadosamente organizadas pudo ver realizado el gigantesco sueño de 224 metros de largo por 26 de ancho el pasado miércoles 4 de julio en el Nacional, tras un cauteloso año y medio de planificación y una constancia tesonera que envanece a la Ultra Fiel, repleta de méritos después de semejante demostración de amor incondicional a su equipo, el Olimpia, el de la mitad más uno.
Se trata de la cuarta manta más grande de Latinoamérica desplegada por barra alguna.
“Todo empezó hace un año y medio”, cuenta Rigoberto Castro, uno de los líderes de la barra de mayor membresía en Honduras; “se empezó a planear el ‘Proyecto Centenario’ y la manta gigante sería el punto culminante”, agrega.
Con la actuación de todas las peñas de la UF, especialmente las de la capital, la recolecta de dinero fue el gran dolor de cabeza para una organización formada, en su mayoría, por adolescentes de los estratos más bajos.
La primera medida fue la aportación obligatoria de un lempira por cabeza cada vez que un barrista ingresara al Nacional a ver jugar al Olimpia.
También comenzó una sucesión de actividades como rifas, fiestas y ventas de souvenirs, “pero no se logró alcanzar ni el 40 por ciento de lo que ocupábamos”, recuerda Castro.
Sin tocar la puerta de ningún patrocinador ni de la directiva de Olimpia, se tuvo que llegar a la última instancia: “Se aplicó a un préstamo y solo así pudimos tener la plata”.
A redoblar esfuerzos...
Con el dinero en la mano, apenas faltaba un mes para el 4 de julio, fecha que Olimpia decidió realizar su partido cumbre conmemorativo del centenario ante el América de México.
“Por cuestión de cantidad, el proveedor de tela que tenemos en Honduras no podía cubrir con nuestra demanda, pero nos sirvió de enlace para contratar una fábrica en el extranjero que nos mandó los lienzos que ocupábamos”, cuenta Rigoberto Castro; quince días antes de la fecha especial, comenzó el trabajo de hormiga, en el que se involucró la mayor cantidad de voluntarios.
“Los que nunca te fallamos”, trapo mostrado a finales de 2008, fue la primera muestra de su capacidad de construir cosas grandes.
Ordenados por grupos, los fieles se dividieron para cubrir a tiempo todas las etapas de la fabricación de la manta: el primer grupo (de unas 15 personas) se encargó de armar la base, o sea, los tres lienzos de colores blanco, azul y rojo; el segundo grupo (de ocho personas) hacía simultáneamente las letras (100 años de historia, un club, un sentimiento... 1912-2012, el escudo del club, las 25 estrellas, CD Olimpia y Ultra Fiel) y el tercer grupo (conformado por más gente) costuraba las letras a mano.
“Al final, con todo armado, solo hacía falta la unión de todos los elementos, que ya se hizo con una máquina industrial”, recuerda Castro.
El día que hizo historia...
Metros y metros de pasión genuina llevaban al éxtasis a los barristas, que rentaron un camión para trasladar la manta al Nacional. Todo era una incógnita para el aficionado común, que veía una “anaconda de tela” entrar cerca de las 2:30 de la tarde al coloso de cemento.
Una persona por cada metro de extensión fue utilizada para que el trapo reposara en la última grada del estadio, a la espera del show que conmocionaría a Honduras...
Y llegó la hora. Miles de manos la acariciaron mientras ella resbalaba cuesta abajo, suavemente. Un sin fin de brazos la sostuvieron con afecto mientras se iba deslizando, hasta cubrir por completo el 80 por ciento de la tribuna de Populares.
Los latidos de miles de corazones y el grito ensordecedor de “¡Dale, León... Dale, León!” la acompañaron hasta que ella vistió de blanco, azul y rojo el imponente Nacional.
“En ese momento sentí de todo un poco. Uno se acuerda de lo que vive a diario, de los amigos que ya no están y también le entra odio y cólera con los ‘chepos’ y con la directiva, porque se había hablado con tres meses de anticipación para que nos apoyaran con el ingreso de nuestra parafernalia y no nos dejaron entrar todo”, admite Castro.
Es cierto que el telón cayó... pero la historia de esta barra todavía no ha terminado.