El comportamiento de las finanzas del gobierno hondureño es tema de análisis en el ámbito nacional e internacional.
En la segunda quincena de febrero pasado, tres agencias de prestigio mundial como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Moody’s Investor Service y Standard and Poor’s desnudaron la crisis fiscal que atraviesa la administración del nacionalista Porfirio Lobo Sosa a través de extensos resultados de estudios practicados por sus expertos.
Organismos regionales y locales como el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), el Colegio Hondureño de Economistas (CHE) y el Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), así como académicos y exfuncionarios habían advertido que el excesivo gasto corriente y la desaceleración de las recaudaciones tributarias dejarían como resultado una enorme brecha fiscal.
Un ejemplo de lo anterior es que el déficit fiscal del gobierno central durante 2012 fue de -6% del PIB, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Finanzas, superior al -3.5% que se estableció inicialmente.
En ese sentido, durante los tres primeros años de gestión de la administración Lobo Sosa, la política fiscal ha tenido dos fases. La primera bajo el monitoreo del FMI, o sea durante la vigencia del acuerdo que va de octubre de 2010 a marzo de 2012.
Lo anterior dejó como resultado un déficit de la administración central de -4.8% del PIB (290,991 millones de lempiras) durante 2010, equivalente a un desfase de 13,985.3 millones. En 2011 cerró en -4.6% del producto interno (334,396 millones de lempiras), o sea 15,297.6 millones.
No obstante en 2012, el déficit fue de 6% del PIB (358,725 millones de lempiras), equivalente a un desfase de 21,686.9 millones de lempiras.
Esos resultados han generado preocupación en diversos sectores nacionales e internacionales, ya que el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional han aprobado más de una decena de reformas fiscales para sanear las finanzas públicas.
Política fiscal
EL HERALDO invitó a Hugo Noé Pino, exsecretario de Finanzas, y a Roldán Duarte, presidente del CHE, para hablar sobre el pasado, el presente y el futuro de la economía hondureña, principalmente de la situación de las finanzas públicas.
La política fiscal se considera sostenible desde el punto de vista de la administración, adecuación de los ingresos y de los gastos del sector público, en función de una meta determinada de déficit fiscal y de un nivel manejable de financiamiento externo.
Para el exsecretario de Finanzas, Lobo Sosa asumió la presidencia de la República el 27 de enero de 2010 bajo una complicada situación fiscal derivada de la crisis financiera mundial de 2009 y de los eventos políticos de ese año que terminaron con la salida de Manuel Zelaya Rosales.
No obstante, el exfuncionario sostiene que la recuperación económica de Honduras ha sido inestable e incierta, lo que ha afectado la política fiscal del gobierno, principalmente en la recaudación de ingresos, generación de empleos y una desaceleración de las inversiones.
Agrega que “uno se encuentra en un tipo de comparación desafortunada similar a lo que pasó en el gobierno del presidente (Rafael Leonardo) Callejas -1990-1994-, que venían de una situación de desequilibrios fuertes, que encontraron una situación complicada, que los dos primeros años hicieron acciones para enfrentar la situación (1990-1991), pero cerraron con un elevado déficit fiscal en 1993”.
Noé Pino considera que el gobierno Lobo Sosa perdió la perspectiva fiscal, se firmó un programa económico con el FMI en donde se estableció que el déficit fiscal neto sería de -3.5% del PIB y se cerró en -6%. El exsecretario de Finanzas subraya que “en estos tres años no ha habido una política fiscal consistente, más bien ha empeorado la situación de las finanzas públicas”.
Subraya que “la situación fiscal se le ha ido de las manos del gobierno y lo que queda es tomar las medidas que cambien el rumbo, pero la pregunta es si se tomarán en un año electoral, con un gobierno que quiere continuar en el poder”.
“La política fiscal ha generado mayor incertidumbre porque no se pueden estar aprobando leyes a cada momento”, considera Noé Pino.
Para el presidente del Colegio Hondureño de Economistas, “la política fiscal del gobierno adolece de un gran problema y ha sido que solo ha venido sobrecargando la parte de los ingresos, con más impuestos, pero ha fracasado por la parte del gasto”.
Roldán Duarte lamenta que el gobierno no ha querido corregir el problema del gasto, el que se ha venido agudizando y las posibilidades de financiarlo por el lado de los ingresos tributarios es más complicado porque puede llegarse a perder la gobernabilidad por el conflicto que se generaría con los contribuyentes. Subraya que “la principal preocupación de la política fiscal del presente gobierno ha sido por el lado de los ingresos”.
El presidente del CHE considera que “la política fiscal del gobierno ha sido consistente por el lado de los ingresos”. El gobierno Lobo Sosa será recordado en la administración pública como el que más “paquetazos” aprobó en sus cuatro años, ya que de 2010 a 2012 acumula 10 ajustes, quedando pendientes uno o dos más.
No obstante, el presidente del Colegio de Economistas dice que los constantes ajustes fiscales han tenido un impacto negativo en la economía, ya que no puede todos los años estar cambiando las reglas del juego a través de la aprobación de más reformas. La coherencia de la política fiscal de la administración Lobo Sosa se ha visto reflejada en la Secretaría de Finanzas y la DEI. Sefín ha tenido tres ministros: William Chong Wong, Héctor Guillén y Wilfredo Cerrato Rodríguez.
La Dirección Ejecutiva de Ingresos ha tenido tres ministros: José Oswaldo Guillén, Enrique Castellón Buchard y Mario Alberto López Stainer. A estos funcionarios se agrega una comisión interventora en la DEI, la que fue integrada por Reynaldo Ramírez Rodríguez, Jorge Yllescas Oliva y Roberto Jerez.
Hugo Noé Pino agrega que las medidas fiscales aprobadas por este gobierno no han dado resultados, ya que los rendimientos han estado alejados de las proyecciones de recaudación. Añade que esos pobres resultados pueden explicarse por problemas de diseño de las medidas tributarias o por la mala administración de la DEI.
CN desplazó al gobierno
La política fiscal de la administración pública está a cargo del Poder Ejecutivo, función que se delega al Gabinete Económico.
En ese organismo están representadas todas las instituciones públicas vinculadas a la definición del programa económico.
No obstante, el protagonismo que ha tenido el Congreso Nacional, liderado por Juan Orlando Hernández en la promoción y aprobación de las reformas fiscales, ha generado una serie de opiniones encontradas en los sectores académicos y empresariales de Honduras.
Muchos de los “paquetazos” aprobados en el presente gobierno han tenido su origen en el Poder Legislativo, desde donde han lanzado una serie de iniciativas que han sido refrendadas por el Gabinete Económico.
Hugo Noé Pino asegura que “desde el año pasado la política fiscal la está manejando el Congreso, no la está manejando el Ejecutivo”.
Agrega que “cuando usted tiene un presidente del Congreso que es candidato dentro de su partido para las elecciones y posteriormente tiene un candidato a la presidencia de la República, tenga la seguridad que todas las medidas que apruebe estarán orientadas a ganar la presidencia de la República”.
Otra cosa que se puede ver es que no hay un Gabinete Económico coherente y consistente en sus acciones y en sus apariciones públicas, subraya Hugo Noé Pino.