Amapala, Valle. La historia de sufrimiento, incertidumbre e impotencia se repite 15 años después. Los actores son diferentes pero el escenario y el argumento son casi los mismos.
Mañana se cumplen 15 años de que Daniel Antonio Requeno Lazo, padre del fallecido pescador Luis Antonio Requeno Ramos, de 18 años, perdiera la vida en las aguas del Golfo de Fonseca cuando realizaba labores de pesca artesanal y fuera atacado por personas que hasta la fecha no se sabe quiénes son. El homicidio se encuentra en la impunidad.
Digna Lazo de Requeno, abuela de Luis Antonio y madre de Daniel Antonio, recordó a EL HERALDO que mañana 28 de mayo se va a cumplir un año más de que a su hijo Daniel Antonio lo mataron por robarle el motor de la lancha que utilizaba para pescar y obtener el pan de cada día para sus tres hijos.
“La muerte de mi nieto ha sido una tragedia ya que hemos sufrido mucho, porque al papá, que era mi hijo, también me lo mataron en el mar”, lamentó doña Digna con su voz entrecortada.
“A mi hijo lo mataron por robarle el motor y hasta hoy no se sabe quiénes lo mataron porque en el mar nunca se sabe”, reprochó.
Ese lamentable hecho ocurrió un 28 de mayo y fue hasta seis días después que encontraron el cuerpo de Daniel Antonio flotando en estado de descomposición, mientras que la lancha fue encontrada el 29 de mayo, pero sin el motor.
Otra persona que se dedicaba a la pesca encontró la lancha a la deriva y como don Daniel era muy conocido en la comunidad, de inmediato la identificaron como la lancha, que se llamaba Príncipe II.
“Con la muerte de mi hijo y ahora con la de mi nieto hemos sufrido mucho, por lo que solicitamos a las autoridades del gobierno que implemente fuentes de trabajo”, imploró la adolorida abuela.
Yo ya perdí a mi hijo y a mi nieto y no es justo que siga perdiendo a más familiares, prosiguió. La humilde mujer, que toda su vida se ha dedicado a trabajar con productos derivados del mar, comentó que tiene un hijo que se graduó el año pasado pero que se dedica a pescar en el mar porque no hay otro trabajo.
“Esa actividad de pescar ya no es de nuestro gusto, pero como no hay otra forma de vivir entonces se tiene que hacer eso”, enfatizó.
“Nosotros nos sentimos desprotegidos porque cualquier gobierno que gane nunca nos ayuda en nada”, se quejó doña Digna Lazo.
Quedan los recuerdos
Luis Antonio era un joven muy trabajador. Siempre lo voy a recordar porque era un retoño que mi hijo me había dejado.
Ese día había salido como a las 3:00 de la mañana y regresó como a las 7:00 de la mañana.
Trajeron como dos quintales de pescado porque le tocaron 400 lempiras y luego volvió al mar a pescar a eso de las 10:00 de la mañana.
“Solo fue a que lo mataran con la piraña, porque como a las 11:00 de la mañana vinieron a avisarme que la lancha los había atropellado”, comentó Lazo de Requeno.
Mientras que doña Simona Alvarado de Ramos, abuela materna de Luis Antonio Requeno, comentó que su nieto “se desangró porque las heridas de la propela de la piraña de la Naval salvadoreña eran grandes”.
Doña Simona recordó que gracias a que otro pescador se encontraba cerca de donde fue atacada la lancha en la que andaba pescando su nieto, lo pudieron trasladar con vida hasta el hospital de San Lorenzo, donde desafortunadamente horas más tarde falleció, porque de lo contrario hubiera muerto al instante.
“Cuando los otros pescadores vieron lo que había ocurrido les dijeron a los de la piraña déjenlos hombre, ya los mataron, qué más les van a hacer”, contó.
En relación a la persona que le acompañaba cuando Requeno Ramos fue atacado por los miembros de la Fuerza Naval de El Salvador, comentó que Juan Carlos Elvir Carbajal es el dueño de la lancha y se supone que detuvieron la marcha para que no les quitaran el equipo que utilizan para pescar.
El costo aproximado del equipo es de alrededor de 110 mil lempiras, pues solo el motor vale cien mil lempiras, mientras que la lancha, que es de fibra, el costo es de 40 mil lempiras, más las redes que utilizan para cazar el pescado en el mar.
“Para comprar todo ese equipo uno se tiene que enjaranar (endeudar), por lo que las personas que se dedican a pescar no quieren que se las quiten”, dijo.
Todos los días, Luis Antonio junto a Juan Carlos estacionaban la lancha a la orilla de la playa en el sector de Playa Grande.
En esta oportunidad, la lancha identificada como Samaria quedó destruida a causa de los impactos que los miembros de la Fuerza Naval de El Salvador le propinaron con la propela de la piraña en aguas nacionales, a inmediaciones de Islitas, entre Playa Negra y Playa Grande.
Al igual que las demás personas que se dedican a faenar en las aguas del Golfo de Fonseca, Luis Antonio pasaba en la orilla de la playa, ya sea para ingresar al mar a buscar los mariscos o descargando lo que en el transcurso de la mañana habían logrado pescar en alta mar, pues solo en el sector de Playa Grande son alrededor de 60 personas que se dedican a esta atctividad, a pesar de que los mariscos cada día son más escasos porque no hay veda y porque no existe otro trabajo como fuente de ingresos para las familias de escasos recursos económicos.
“Nosotros quisiéramos que las aguas fueran libres para los tres países, es decir Nicaragua, Honduras y El Salvador, porque los de El Salvador y Nicaragua vienen a pescar aquí y se llevan todos los curiles, los canechos, las jaibas y aquí no nos dejan nada”, dijo Simona Alvarado Ramos.
“No queremos que entre los pescadores haya división, porque ellos pueden venir a sacar pescado aquí porque tienen fe de lograr algo y los de aquí puedan ir allá, por lo que nosotros quisiéramos que los países y los gobiernos se lleven bien”.