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Amanece y los jefes del hogar Moncada Canales comienzan la lucha diaria para tratar de lograr algunos lempiras para la compra de alimentos.
La falta de un empleo fijo obliga a Roger Moncada, de 55 años, jefe de familia, a emprender su acostumbrado recorrido a través de las colinas cercanas a la comunidad del Higüero Colorado, con el fin de recolectar leña para la venta.
En casa queda María Canales, de 48 años, esposa, para calentar unas tortillas que sobraron del día anterior para alimentar a sus cuatro hijos y tres nietos.
La familia, a causa de la falta de recursos económicos, construyó una casa de adobe en un terreno considerado como derecho de vía.
Se estima que en el departamento de El Paraíso existen unas 73, 551 viviendas, de las cuales el 58.82 por ciento presentan diversas carencias, entre las que se encuentran falta de electricidad y agua potable. Una de estas casas es la de los Moncada Canales.
“Cuando mi esposo ha logrado un trabajo fijo, ahorramos para comprar alguna lámina y así hemos evitado mojarnos durante el invierno”, explicó la entrevistada.
El caserío de los Higüeros Colorados, según la versión de sus pobladores, está conformado por al menos 20 núcleos familiares, quienes viven en similares condiciones.
Carencias
Según el último informe de Desarrollo Humano, elaborado por el Programa de Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD), un 29.84 por ciento de las viviendas del departamento carecen del servicio de energía eléctrica.
El informe además establece que un 19.19 por ciento de las viviendas de la comunidad no tienen servicio de agua potable. El documento establece además que un 14.2 por ciento de las casas debe mejorar y el 28.49 por ciento de las viviendas son de piso de tierra.
Problemas de salud
Noel Oyuela, técnico de salud ambiental en la región sanitaria número siete, explicó que la falta de servicios básicos en las viviendas es un factor de riesgo para la proliferación de enfermedades.
“Es necesario que la población tome las medidas sanitarias requeridas para evitar el contagio de enfermedades a causa del hacinamiento o la falta de servicios básicos”, dijo el experto.
Fenómenos naturales
La falta de programas de vivienda en la zona, sumado esto a los fenómenos naturales que han azotado la región en los últimos años, ha incrementado el número de familias que urgen de un hogar en buenas condiciones.
Según Miriam Castellanos, afectada por un temporal, después de dos años de haber perdido su casa a causa de fuertes ráfagas de viento acompañadas de lluvia, aún no ha podido reconstruir su vivienda.
A Castellanos, madre soltera, con siete hijos, solo la caridad y compasión que un vecino le han evitado dormir a la intemperie.
“Nosotros no pagamos nada aquí, solo nos encargamos de cuidar la vivienda, para mí es un gran apoyo ya que no tengo recursos suficientes como para pagar un alquiler”, comentó Castellanos.
En el departamento el costo de una pieza en alquiler ronda entre los 200 y 1, 000 lempiras.
En el sector urbano, los alquileres son más altos, ya que rondan entre los 1,000 y 5, 000 lempiras.
El 70 por ciento de la población del departamento se dedica a la agricultura, esto provoca que el salario mensual de los campesinos oscile entre los 3,000 y 8,000 lempiras.
Déficit
Los municipios de Güinope, Liure, Soledad, San Lucas, Texíguat, Vado Ancho, Potrerillos, Oropolí, El Paraíso y San Antonio de Flores, de acuerdo con los alcaldes municipales, reportan un 30 por ciento de déficit habitacional en sus comunidades. Las cifras crecen a un 45 por ciento en promedio en los municipios de Danlí, Alauca y Trojes.
Las comunidades con mayor número de viviendas del departamento oriental son Teupasenti, Yuscarán, Morocelí, Güinope, Soledad, Alauca, Trojes, Danlí y El Paraíso, esto debido a que concentran la mayor cantidad poblacional.
Las localidades con menor número de casas son Yauyupe, Potrerillos, Vado Ancho, San Matías y Liure.
En el caso de los materiales utilizados en las construcciones de vivienda en la zona, predominan el adobe y el bloque.
También hay viviendas de bahareque y algunas conformadas por ramas y plásticos, en especial en las periferias de las ciudades más importantes y la zona rural.
En el departamento en los últimos tres años se han logrado construir cuatro proyectos habitacionales con fines sociales, ejecutados con fondos estatales, de alcaldías y de organizaciones no gubernamentales.