Tegucigalpa, Honduras.- Con el sentimiento de haber cumplido con la patria en un momento decisivo, Cossette Alejandra López se prepara para entregar la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El 11 de septiembre cederá el cargo no por decisión propia, sino por el mecanismo de rotación que rige al organismo.
El relevo recaerá en la consejera Ana Paola Hall, quien asumirá la conducción del proceso electoral más importante del país: las elecciones generales del 30 de noviembre.
La gestión de López estuvo marcada por episodios difíciles, como la jornada del 9 de marzo, cuando en al menos 70 centros de votación no llegó el material electoral, generando retrasos bajo la responsabilidad de las Fuerzas Armadas, ente encargado del traslado de las maletas.
Pese a las trabas de actores externos, López defendió su papel con el argumento de que su tarea fue garantizar procesos transparentes y proteger la democracia de Honduras.
A continuación, la entrevista exclusiva concedida a EL HERALDO.
¿Cómo avanza el proceso electoral a menos de 90 días de las elecciones generales?
Bueno, hemos avanzado lo que se ha podido. Las situaciones generadas a partir del 7 de julio definitivamente nos colocaron inconvenientes, sobre todo de tiempo, y el tiempo es sumamente valioso en el Consejo Nacional Electoral.
Siempre trabajamos contra reloj, y haber perdido casi 30 días es de importancia, así que se deben redoblar esfuerzos para hacer oportunamente las cosas.
Actualmente, ya tenemos la empresa encargada del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, escrutinio general y divulgación, la biometría y los servicios de identificación biométrica, además de la auditoría.
Adicionalmente, para el 10 o el 20 de este mes, podrían estar entregándonos temas relacionados con el diagnóstico inicial para el control de calidad de los insumos de la maleta electoral. Así que vamos avanzando.
Hay múltiples actividades en curso, incluida la premaquila, que ya ha superado las 8,000 maletas para preparar los insumos. Estas se limpian, vacían y desarman para luego llenarlas con los insumos de las elecciones generales.
El golpe de los 30 días de parálisis al CNE fue fuerte y nos colocó en una situación apremiante, especialmente con un proceso ya convocado. Todos estamos redoblando esfuerzos para superarlo, pero efectivamente impactó el cronograma electoral.
La mayor lucha que hemos librado es mantener un ambiente de tolerancia en el pleno, a pesar de los desacuerdos abiertos, intentando rescatar un clima de respeto, incluso frente a la difamación de mi honra personal.
¿Qué tanto golpeó esos días de parálisis al Consejo Nacional?
Para mí, lo golpeó bastante. Lo colocó en una situación tan apremiante como era, cuando asumimos con un proceso ya convocado.
A mí siempre me ha parecido poco oportuno el cambio, el momento del cambio de autoridades. Y haber perdido ese mes, porque fue parálisis, y aunque mis subalternos seguían trabajando, no puedo decir lo mismo de muchas de otras unidades. Es decir, seguían la misma línea de parálisis, y sí impactó enormemente.
Yo creo que todos estamos redoblando esfuerzos para superarlo, pero definitivamente fue un impacto fuerte. Lograron efectivamente paralizar el cronograma electoral.
¿Cuál fue la mayor lucha que libró Cossette López al frente del CNE?
La mayor lucha que se ha librado es lograr tener un ambiente de tolerancia en el pleno, a pesar de los abiertos desacuerdos.
Tratar de rescatar un clima de respeto en un ambiente en el que he sido la persona más irrespetada, hasta en mi vida familiar, y en la difamación de mi honra personal.
Incluso tratando de hacer más liviano el ambiente también para los demás empleados.
Creo que los procesos pueden adelantarse, pero se tienen que generar ciertas sinergias. Y se logra y a veces se vuelve a perder esa paz.
Cuando yo llegué acá recientemente, uno de los colegas del pleno me dijo que aquí no veníamos a tener paz. Y lo recuerdo perfectamente, porque fue por estas fechas. Fue precisamente como el 16 de septiembre del año pasado.
Y yo ratifico para mí misma y para los demás que sí tengo derecho a la paz, y no es una persona la que me la va a negar.
¿Y en qué momento decidió romper esa tranquilidad y venir a arriesgar su paz al organismo electoral?
Bueno, pues, a ver, el trabajo es el trabajo. Yo siempre he dicho y se lo repito a mi hija con frecuencia: esto no es mi vida.
Mi vida es mi familia, mi vida son las cosas que me gusta hacer, la gente que amo, la gente que me aprecia.
Obviamente, tengo un amor por mi país, pero aquí voy a dar lo mejor de mí. Sin embargo, lo que se diga de mí por parte de personas que no me aprecian, no me define.
Y yo creo que frente a eso, lo único que tenemos que hacer es enfrentarlo precisamente con patriotismo, con valentía, con serenidad. Hay que tener los pies plantados sobre la tierra. Y yo creo que llenarse la cabeza de nubes no vale la pena en lo absoluto.
Y, en ese sentido, las enseñanzas que yo tengo respecto del respeto de la ley, el respeto de las normas, el valor de la democracia como un sistema de vida, no me lo inculcaron en la escuela, no me lo inculcaron en las aulas universitarias. Lo aprendí en la sobremesa de mi casa, en las conversaciones con mis padres. Lo aprendí en mi familia, donde siempre tuve voz. Y en ese sentido, yo creo que es parte de quién yo soy.
Así que no es que haya dejado mi paz para venir a perderla acá. Lastimosamente, ha sido parte del proceso. Pero creo que vale la pena. Este es el país en donde yo vivo. Donde pienso seguir viviendo.
Aquí está el futuro de muchas personas. Y he encontrado, mejor dicho, un sitio de honor para servir a mi país. Distinto a los normales, pero es un lugar donde puedo servir con honor.
¿Cómo se sintió luego de que partidos políticos de oposición y la empresa privada le manifestaran su respaldo?
Obviamente que me provoca algún grado de satisfacción. Porque la aprobación o la desaprobación de personas son un referente de si uno está haciendo bien o no las cosas.
Yo creo que es una especie de brújula cuando hay aceptación social o no de las actuaciones que uno tiene como funcionario. Y en ese sentido hay satisfacción.
Pero también debo decirle que este es un lugar con permanentes lecciones de humildad. Y entre más uno avanza, más entiende que tiene lecciones de humildad que atravesar.
Los abogados siempre hablamos como que tenemos la razón. Y, pues, es normal. Yo creo que es parte de lo que nos enseñan incluso. Imagínese usted un abogado que va titubeando frente al juez y le dice “yo creo que tengo”, pero no presenta certeza.
Y en ese sentido, pues, a veces en nuestro lenguaje podemos ser percibidos como que estuviéramos emitiendo criterios con arrogancia o con altanería. Y no necesariamente es así. Pero sí creo que a pesar de las convicciones personales, hay mucha sabiduría que se encuentra en el camino.
Sin el respaldo de la gente y sin la fortaleza que Dios me ha dado, yo creo que no podría seguir acá. Este es un lugar árido, hostil, sin ética. Y es complicado sobrevivir, queriendo ser ético, queriendo ser responsable a pesar del ambiente.
¿Usted se considera una defensora de la democracia hondureña?
Totalmente. Creyente en ella, de hecho, para mí el valor de la democracia no radica en pensar que es perfecta.
Radica en entender que es el sistema en el que podemos convivir con nuestras imperfecciones. Radica en entender que vamos a tener leyes que nos contengan de los caprichos personales, que nos protejan de los demás, que permitan que el débil sea protegido frente al fuerte. Que se le den oportunidades a las personas que no las tienen.
Entonces no se trata de que sea perfecta la democracia. Se trata de que podemos todos vivir en ella. Incluso los que se oponen a ella pueden sobrevivir con sus ideas, enarbolarlas, proclamarlas y vivir en un clima de tolerancia.
¿Sintió en algún momento que su vida corrió peligro?
A veces pareciera que eso no es un escenario cercano, pero a través de redes sociales se manifiesta mucha hostilidad hacia mí, particularmente por parte de un partido político.
En algún momento llegaron a decir en redes sociales que iban a incendiar mi casa.
Incluso publicaron fotografías de mi hija, atribuyéndole una paternidad que no existe. Eso me dio vergüenza, sobre todo frente a su padre, quien convive con ella permanentemente.
Son situaciones que merman la calidad de vida. Agradezco a Dios por la fortaleza y madurez de mi hija, y por el apoyo constante de mi familia y de su padre, que es mi exesposo. Siempre hemos dicho: somos exesposos, pero seguimos siendo una familia por nuestra hija. Eso, y la mano de Dios, nos ha sostenido.
Por supuesto, hemos tomado precauciones respecto a mi seguridad personal.
Creemos que nuestras telecomunicaciones están intervenidas. Nos movemos con cautela, pero sin dejar de vivir. A veces, este es el costo de estar en el ojo público. Y creo que lo que estamos haciendo vale la pena.
¿Cómo responde usted a las acusaciones, incluso públicas, que involucraron a su familia en redes sociales y fueron impulsadas por altos funcionarios?
De hecho, los ataques más fuertes vinieron de funcionarios del Estado, incluso de secretarios de derechos humanos. Debo decir que, aunque las acusaciones son fuertes, no me definen. Y gracias a Dios, es difícil que me hagan daño. Soy una persona fuerte, así fui formada.
Mi serenidad frente a estas situaciones viene de Dios y del acompañamiento permanente de mi fe. La verdad se sostiene sola.
Me sorprende que personas que no conozco y con las que nunca he cruzado palabra me dediquen tanto tiempo.
¿Hubo presiones de sectores políticos? ¿Intimidaciones?
Me siento afortunada. Aunque no he sido tan pública, he trabajado en entornos políticos. Gracias a Dios, nunca se me han acercado a hacerme propuestas ilícitas.
En mi partido hay personas que piensan como yo, otros no, pero siempre he tratado de actuar conforme a la ley, pensando bien cada decisión.
Las personas me han respetado. No he sido sometida a presiones ilegales ni por mi partido ni por otros actores. Sí ha habido presiones públicas, como un fiscal general queriendo imponer su criterio jurídico, lo cual considero una presión ilícita, pero nunca hubo una encerrona o un acercamiento irrespetuoso.
¿Cree que su voz incomodó al oficialismo por defender los principios democráticos?
Parece que mi voz les resulta disonante. Pero seguiré levantándola. He sido presidenta del Consejo Nacional Electoral, incluso desde la oposición, y debemos ser claros con nuestro rol.
Y más allá de eso, ¿cómo se limaron asperezas dentro del CNE?
Aunque no me congrego con frecuencia, tengo profundas convicciones cristianas. He aprendido que el perdón da paz.
Me siento en paz y puedo compartir con mis compañeros a pesar de los disensos. Cuando el consejero Ochoa me pidió disculpas, lo perdoné. No tengo rencor. No deseo el mal para nadie. Me siento tranquila.
Con respecto a las Fuerzas Armadas de Honduras, ¿cómo está esa relación institucional?
Yo personalmente no he tenido mayor relación, aunque hay coordinación.
Hubo un desencuentro cuando no se nos quiso dar protección para el evento del 7 de julio, a pesar de que la ley faculta a la Policía Militar para ello. Sin embargo, no ha habido nuevos roces. Las instituciones deben trascender a las personas.
Espero que cada miembro de las Fuerzas Armadas recuerde que la estrella que más honra su uniforme es la que le otorga el pueblo por servirle con lealtad.
¿Cómo vivió usted el día de las elecciones primarias?
Estábamos en un hotel y pude ver desde el balcón que el centro de votación donde debía sufragar estaba vacío. A las 9:00 de la mañana ya había reportes de paralización. Verificamos que en realidad no eran 21 centros detenidos, sino 67. Hubo un caos total.
El general no estaba en la ciudad. La persona encargada del transporte no contestaba. Empezamos a coordinar grupos para recuperar las maletas electorales. Una de las integrantes me llamó llorando porque estaban persiguiendo los buses. La gente gritaba y señalaba la ruta. Fue un caos.
No sabíamos las condiciones previas. Se hicieron cambios logísticos sin sustento formal. No se contrataron buses, y lo que ocurrió fue un sabotaje.
Yo no podía ni comer. Hicimos un cruce de datos entre sistemas del CNE y del partido. Armamos grupos desde mi equipo para ir a recuperar las maletas. Solo una persona, tras pedir autorización a otro consejero, no pertenecía a mí despacho.
Minutos después, nos informaron que los buses habían arrancado tras estar detenidos tres horas. La gente estaba desesperada. Muchos lloraban. Fue un golpe al trabajo de meses.
¿Hubo fuerzas extrañas que intervinieron ese 9 de marzo?
Definitivamente. Nosotros confiábamos en ese proceso. Era una de las áreas más sólidas del CNE. Ahora incluso pido que se prohíba alterar las rutas determinadas.
Y ahora, ¿qué está haciendo el CNE para blindar el proceso electoral?
Bueno, ahora se han establecido responsables por cada partido político. O por cada despacho, vamos a decir con mayor propiedad. Cosa que no se nos permitió a nosotros en primarias.
En las primaria había una persona nada más encargada y se decía que era la única y que esa persona entró por concurso y que era la única.
Yo particularmente, con mucho respeto, nunca me sentí representada por esa persona, no porque no piense que tuviera las cualidades o las calificaciones para hacerlo, sino porque hubo varias ocasiones en que desobedecía instrucciones que se le daban y como que quería obrar solo bajo su propio criterio lastimosamente.
Sin embargo, pues ahora estamos tratando de adelantarlas, o sea las cosas que se han estado haciendo, ejercicios logísticos, yo creo que la sociedad civil va a establecer observación de rutas, que es algo que yo había sugerido desde primarias, que se hiciera observación de rutas.
Creo que van a estar mucho más activos y más beligerantes. Hay aspectos también importantes como el retorno de la maleta, poco se habla de que también hubo fenómenos en el retorno de la maleta, de que se pararon en lugares que no debían pararse los camiones.
Que se perdieron 28,000 votos. 20,000 sólo de Salvador Nasrrala y a este efecto yo he propuesto que se coloque una cinta de seguridad que tiene características especiales, que deja impreso sobre la maleta cuando se ha retirado, de tal manera que podamos saber cuando se ha tergiversado.
Yo también quiero proponer que se pongan unos sellos particulares que tengan un código de barra adicional en las papeletas, para que no puedan ser suplantadas en su retorno.
¿Qué significa, en el contexto actual de Honduras, defender la democracia?
En el contexto actual, significa librar una lucha desde el lado débil para vencer el fuerte. Significa reconocer que tenemos que hacer un fuerzo por la prevención del fraude. Que la lucha contra el fraude está de nuestro lado y que tenemos que detentarla. Que tenemos que ser constantes, disciplinados, visionarios, saber escuchar consejos incluso para la toma de decisiones, pero sobre todo ser proactivos. Todos tenemos ideas, todos hacemos planes.
Toca ver cuánto lo ejecutamos. Porque eso es lo importante, que ejecutemos los planes de una sociedad civil activa. Un votante que entiende que su papel no es solo votar.
A mí me aborda la gente. Yo he tenido oportunidad de al salir de la iglesia que me han dicho ¿qué puedo hacer además de ir a votar? Qué puedo hacer?, en el supermercado, en diferentes lugares, ¿qué hago?
¿Sabe qué puede hacer? Regrese a su centro de votación, quédese ahí, lleva su familia a votar, cuide su voto, vigile, permanezca ahí después, quédese en el conteo, vea que nadie está atrasando la transmisión, prevengamos la violencia.
Yo estoy muy interesada en una observación particular que hace el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, al que tampoco se le ha dado todavía la aprobación y ya debería estar realizado, porque es una observación distinta a la de la sociedad civil.
Tiene una observación, precisamente, dirigida a velar por los derechos civiles y políticos e incluso el contexto de paz, porque es que un contexto de violencia y de amenazas no es un contexto democrático.
¿Cuál es el mayor riesgo que enfrenta la democracia hondureña?
El mayor riesgo es que haya actores que no estén dispuestos a aceptar las reglas de la democracia. Como se vio el 7 de julio, el que no acepta las reglas en lo pequeño no la puede aceptar en lo grande.
¿Y el CNE está blindado para manipulaciones?
Bueno, nosotros estamos tratando de implementar múltiples mecanismos. Yo creo que pasa por el tema de la ciberseguridad.
Hemos tenido noticias lastimosamente de personas que quieren tener perfiles exclusivos de administración del data center del CNE, que se fueron directo a las empresas sin autorización de nadie. Personas que de repente aparecen trabajando en lugares sin que estén autorizados para trabajar en temas de sistemas.
Tenemos que tener precauciones, incluso de carácter logístico permanente.
Es lastimoso, le voy a decir por qué en un ambiente de legalidad, en un ambiente técnico debería primar eso. No debemos estar pendientes de si no dieron o no participación, para revisar un pliego de sí le dieron o no a nuestro encargado en una unidad, participación o si se pasaron encima de él. Pero lastimosamente eso es lo que ocurre con frecuencia dentro del CNE.
¿Cómo ve el voto en Honduras en el futuro, más confiable o más vulnerable?
Yo el voto lo veo que puede ser protegido por múltiples sistemas, pero que esos sistemas también hay que cuidarlos.
Creo que el hondureño está profundamente ahora comprometido con defender su forma de vida. Y lo va a hacer a través del voto.
Invito a que lo haga también con su voz y con su presencia en el proceso electoral, que nos acompañen, que haga un solo la línea de denuncias que vamos a tener, que nos permitan conocer las cosas y que no se queden callados. No permitan que nadie los intimide.
¿Qué mensaje le deja al pueblo hondureño?
Al pueblo hondureño le quiero decir que se acaba mi presidencia, pero yo renuevo mi compromiso.
Yo soy un soldado al servicio de mi país en ese momento. Este es el país en el que deseo vivir y envejecer, en el que viven mis padres y pues espero dar lo mejor de mí, que sepan que jamás he dado ni daré una orden ilícita a mis subalternos.
Cuando alguien les diga que yo estoy aquí librando una batalla, que sepan que precisamente para defender el proceso es que soy una defensora y que voy a combatir cualquier intento de mecanismo de fraude que suceda en cualquier lugar en el que yo me dé cuenta, que cuentan conmigo.
¿Cuál es legado del Cossette López como presidenta del CNE?
Yo creo que hemos logrado algún grado de sinergia importante al interior del CNE. Creo que los subalternos de este despacho y, pues, incluso de otros, saben que me siento parte del equipo de trabajo.
Siempre me he apegado a la ley y a la Constitución, tengo convicción y tengo valentía para acompañar esa convicción. Mi legado quisiera que sea un cosa simple.
El compromiso puede hacer mucho pero la valentía puede marcar la diferencia. El fuerte debe proteger al débil. Y en ese sentido todos tenemos que armarnos de valor. De estar juntos y ser disciplinados, y saber que toda lucha se puede ganar.