¿La causa?, su distanciamiento no fue precisamente ideológico. Tuvo mucho que ver con el egocentrismo, el valor, el nepotismo, la lealtad, la ambición, la subestimación, las preferencias y la traición.
El Partido Nacional celebró el pasado jueves 27 de febrero sus 112 años de fundación, en un evento con sabor a fiesta de poder que se realizó en el parque La Leona, donde se erigió tras la muerte de Bonilla, una estatua en memoria de su nombre y de su trayectoria.
Fue el laureado poeta Froylan Turcios, viceministro de Gobernación de Bonilla y su amigo personal, quien promovió la edificación de la estatua. Los dos
Bonilla eran personajes con visibles diferencias. Era don Policarpo un universitario de brillante inteligencia, de ardiente palabra y de sagacidad política nunca puesta en duda, y era don Manuel un hombre sencillo, surgido de la entra? del departamento de Olancho, miembro de familia modesta y poseedor de gran valentía personal y de acerado carácter?, según los describe en sus escritos el extinto historiador Víctor Cáceres Lara.
En el a? 1892 estalló en Honduras la primera guerra civil impulsada por el Partido Liberal contra el gobierno de Ponciano Leiva. Policarpo Bonilla le asignó a Manuel Bonilla la defensa de La Ceiba, donde fue vencido por las fuerzas del regimen.
Tras la derrota, salir huyendo hacia Olancho, donde fue capturado y salvó la vida gracias a la intervenci? de un amigo suyo en el gobierno de Leiva, Carlos F. Alvarado, ministro de Guerra?. Una vez liberado, Bonilla emigró hacia Nicaragua.
Una vez en Nicaragua, se incorporó a la lucha que desde aquel país había emprendido Policarpo Bonilla en su afán por derrotar al gobernante Domingo Vásquez, que había sucedido a Ponciano Leiva.
Policarpo justificaba la guerra al hecho de que, según, le habían hecho fraude en las elecciones. El presidente de Nicaragua, José Santos Zelaya, ayuda militar y económicamente a los Bonilla que entraron victoriosos a Honduras el 22 de febrero de 1894.
Ese mismo año se celebró una Asamblea Nacional Constituyente que convocó al pueblo a elecciones el primero de noviembre de las que resultaron electos presidente de la República Policarpo Bonilla y vicepresidente Manuel Bonilla para el período 1895-1899. Don Policarpo elegir a Manuel Bonilla como su ministro de Guerra.
Vacilaciones e indignación
Las relaciones no fueron del todo buenas desde el principio del gobierno. Dos años después, el 24 de febrero de 1896, se produjo un levantamiento armado contra el gobierno liberal de José Santos Zelaya, de Nicaragua. Era el momento de que los Bonilla ayudaran a su amigo nicaragüense, quien no había escatimado esfuerzos en apoyarlos en 1894 en su intento por entrar a Honduras.
Policarpo Bonilla reunió al Congreso para analizar la posible ayuda al régimen de Nicaragua y como vacilaba mucho, esto indignó al vicepresidente y ministro de la Guerra.
Molesto, Manuel Bonilla le dijo al presidente: ?Yo no entiendo de política ni de diplomacia. Yo me atengo a las leyes del país. Si tú no resuelves apoyar a
Zelaya, faltando a nuestros compromisos, me retiro del gobierno protestando y me voy a Nicaragua a ayudarlo yo. Finalmente, el presidente aceptó mandar una fuerza militar a Nicaragua al mando de Manuel Bonilla, cuya presencia sirvió para que se salvara aquel régimen.
Serán estas palabras el principio de una desaveniencia que culminó meses más tarde?, se pregunta Cáceres Lara.
¡Quién sabe! Lo cierto es que muy luego se hizo evidente, primero frialdad, y después en las relaciones de los dos hombres de Estado, la cual tuvo para la historia del para las más funestas consecuencias?, a?de.
La renuncia
El 11 de diciembre de 1896, el general Manuel Bonilla interpuso su renuncia como ministro de Guerra del gobierno liberal argumentando ?exigencias justificadas de familia? pero en un comunicado hecho público meses después al pueblo reveló las verdaderas diferencias personales que ten? con el presidente, que orillaron a su separación definitiva.
La primera evidencia del malestar que ten? Manuel Bonilla con el gobernante la sustenta el hecho de que la renuncia no la dirigió de manera personal, sino al Poder Ejecutivo.
Decías Soberano Poder Ejecutivo: Exigencias justificadas de familia que no puedo razonablemente deso? y que reclaman mi presencia en el modesto hogar de mi padre anciano y enfermo, al igual que otros motivos que se relacionan inmediatamente con mi propia salud, en gran manera quebrantada, como bien conocido es, a consecuencia de los trabajos y privaciones consiguientes a las campañas militares en que desde el a? de 1892 hasta el presente, heme hallado ocupando el puesto que de consumo me señalaron el propio deber, la confianza de mis correligionarios políticos y vuestro honroso mandato, obliganme a presentaros, como al efecto lo hago hoy con carácter de irrevocable y urgente, mi dimisión del Ministerio de la Guerra que he estado sirviendo desde el triunfo de la Revolución Liberal que os elevó al Poder Supremo del Estado?.
Ru?oos, pues, que os dign?s aceptarla justiciero y ben?olo, con la protesta de mis debidos respetos, y que contáis con mis humildes servicios como ciudadano y como soldado siempre que el honor y los legitimos intereses de la Patria me lo demanden.
Libertad, Justicia y Unión. Tegucigalpa, 11 de Diciembre de 1896.
Manuel Bonilla?.
El presidente Bonilla aceptó la renuncia y mandó una circular a todas las autoridades departamentales en estos t?minos: ?Palacio, 24 de diciembre de 1896. Después de mucha insistencia de su parte, me he visto en la imprescindible necesidad de admitir la renuncia a los Generales Bonilla y D?ila (Miguel R. D?ila), de las Carteras de Guerra y de Hacienda, que puse en sus manos.
Dada la importancia de los hombres que se separan de mi Gabinete, creo conveniente requerir a Ud., para que se sirva dirigirme con franqueza absoluta, si por adhesión personal hacia ellos, o por falta de confianza en el gobierno que presido, o por cualquier otro motivo que con aquel suceso se relacione, Ud. desea separarse del cargo que ejerce, en cuyo caso se servir?dirigirme su renuncia que le ser?admitida, o si por el contrario por mantener su confianza en mí y su adhesión a mi gobierno, como en general lo espero, Ud., puede continuar en el empleo, porque tendrá placer en conservarle...?.
El 24 de marzo, en el diario Correo Liberal, Manuel Bonilla reveló las verdaderas razones por las cuales se separó de Policarpo Bonilla. ?Todo esfuerzo patriótico se escolla ante el poder absorbente que ejerce el jefe del Estado y ante la influencia de su reducido cálculo de familia; que los verdaderos y legitimo intereses del Estado se sacrifican a ciertos intereses particulares, lo que ha hecho frustró a la Revolución Liberal, no he querido patriótico ni proceder honrado continuar en un puesto que me hará indigno de vuestro aprecio y de vuestra confianza?, expuso.