Tegucigalpa, Honduras.- Lo que comenzó con la venta de un Apple Watch durante la pandemia de covid-19, hoy es una empresa con tres tiendas físicas y una comunidad de clientes que consideran a sus fundadores, algo más que vendedores.
Daniel Oyuela, de 23 años, y su prometida, Fabiola Perdomo, son los fundadores de Acell, una tienda especializada en tecnología Apple que se ha posicionado en Tegucigalpa y San Pedro Sula. Pero el camino fue todo menos fácil.
Desde 2015, Daniel ya mostraba habilidades para el comercio. Vendía ropa de sus primos y tías en grupos de Facebook, ganando pequeñas comisiones. Más adelante, entre zapatos y parlantes, aprendió a moverse entre riesgos, márgenes ajustados y la inseguridad de vender en línea en un país como Honduras.
"A veces me tocaba esconderme en el centro para usar el celular y chatear con el cliente", recuerda Daniel.
De ventas en Facebook a una tienda propia
En 2020, durante el encierro por la pandemia, decidió comprarse un reloj digital, pero al ver que no le daba uso, lo vendió. Esa pequeña transacción encendió la chispa que daría origen a ¡Acell, actualmente ¡Cell hn. El reloj fue el primero de muchos dispositivos que vendería, inicialmente por recomendación de amigos. Vendió su propio teléfono, luego una cámara, y así se convirtió en un emprendedor accidental, aunque en ascenso.
Fabiola se sumó al proyecto en 2022. Las ganas de superación de Daniel y su admiración hacia él, la llevó a dejar su empleo y fortalecer en equipo sus proyectos. "Vi en él una disciplina y pasión que pocos tienen. Aunque es menor que yo, lo admiré por su entrega", cuenta Fabiola.
El cambio de nombre fue parte crucial del crecimiento. Originalmente llamado "Acell", muchos confundían la tienda con otras similares. Con ingenio y conexión emocional con su comunidad, lanzaron una campaña sencilla pero efectiva: “Solo cambiamos la A por la I”, naciendo así ¡Cell.
Más que vender
La pareja no solo ha logrado construir una empresa, sino una filosofía de atención al cliente. "Nuestro objetivo nunca ha sido solo vender. Queremos ser amigos de nuestros clientes", dice Daniel. Por eso, sus tiendas se han convertido en espacios donde la gente no solo va a comprar, sino también a conversar, resolver dudas y sentirse parte de una comunidad.
El éxito de ¡Cell no se explica sin mencionar sus valores: disciplina, perseverancia, constancia y fe. Ambos coinciden en que el trabajo en pareja ha sido un reto, sobre todo, para separar lo profesional de lo personal. Pero también ha sido su mayor fortaleza.
“Cuando todo se complica, sabemos que no estamos solos. Nos apoyamos emocionalmente”, dice Fabiola.
Desafíos
Aunque el camino del emprendimiento está lleno de desafíos, la actitud positiva ha sido fundamental. “Al principio todo era inversión, sin ganancias; solo trabajo, trabajo y disciplina”, afirmó Fabiola.
Su consejo para otros jóvenes emprendedores es claro: no tener miedo. “Si no hay oportunidades, hay que buscarlas o crearlas”, aseguró Daniel. Y lo dicen con autoridad quienes comenzaron con miedo, pero confiando en Dios, en su esfuerzo y en el otro.
Hoy, ¡Cell cuenta con dos sucursales en las dos principales ciudades de Honduras. Más allá del crecimiento físico, su mayor logro es haber construido algo propio, con propósito y con el corazón, y claro, muy rentable.
Más allá del éxito de su empresa, lo que distingue a Daniel y Fabiola es su trato humano. Son personas cálidas, accesibles y genuinamente amables, de esas que siempre tienen una sonrisa lista y el tiempo para escuchar.
A pesar del ritmo acelerado de su emprendimiento, no han perdido la costumbre de saludar con familiaridad a cada cliente y de brindar una atención cercana, sin importar el volumen en venta.