Narcotráfico

Haciendas y propiedades de JOH operan bajo resguardo en Gracias, Lempira

18.03.2022
En Gracias, Lempira, todos conocen el poder de la familia Hernández Alvarado como dueños de haciendas, mansiones y otras propiedades. La mayoría de inmuebles están bajo vigilancia policial

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La aldea Río Grande se ubica a unos ocho kilómetros del centro de Gracias, Lempira, allí, a un costado de la carretera, persiste una casa modesta, donde hace 53 años nació quien se hizo llamar el hijo del indómito indio Lempira.

La gente de la zona recuerda cuando don Juan, padre del expresidente Juan Orlando Hernández Alvarado, lo mandaba a cuidar vacas y a colaborar en el transporte de café.

Algunos de sus amigos y excompañeros de escuela aseguran que siempre soñó con ser presidente de la República, pero no sabían que su camino se mancharía por el narcotráfico.

A veces lo miraban caminar por la ribera del río Grande, cerca de su casa, jugando con el agua, levantando piedras y lanzándolas a la amplia afluente, en ese tiempo, nadie se imaginaba que sería solicitado en extradición por Estados Unidos.

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A las 11:15 de la mañana del día que se desarrollaba la segunda audiencia de extradición, bajo una cortina de árboles verdes que impulsaban un aire fresco, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus entraba a la cuna del expresidente Hernández Alvarado.

En ese lugar solo quedan los recuerdos, algunas cabezas de ganado, cerdos de crianza, caballos y perros gigantes pero perezosos que no se levantaron ante la llegada del equipo de EL HERALDO Plus.

“Aquí nació Juan Orlando, cuando pequeño don Juan (el papá) lo ponía a cuidar las vacas y caminaba en una bicicleta, ahora solo viene doña Elvira (madre de Hernández Alvarado) los fines de semana”, aseguró Higino Chávez, encargado de cuidar el lugar, a quien ahora acompañan dos policías.

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En la aldea Río Grande, Gracias, Lempira, se encuentra la casa donde nació el exmandatario Juan Orlando Hernández Alvarado, a la que únicamente llega su madre, doña Elvira.

En Gracias todo mundo sabe que los Hernández Alvarado son poderosos terratenientes, dueños de empresas, lujosas mansiones, hoteles, haciendas e inmobiliarias, pero muy pocos se atreven a señalarlos de estar vinculados con el narcotráfico. Dicen que es herencia de Juan, el padre.

La Procuraduría General de la República solicitó el jueves al Ministerio Público asegurar e incautar los bienes a nombre de Juan Orlando Hernández luego de que un juez natural diera luz verde el miércoles pasado a la solicitud de extradición hacia Estados Unidos por delitos relacionados al narcotráfico.

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En Gracias todos saben que los Hernández Alvarado son pudientes y dueños de varias propiedades, pero pocos se atreven a ligar su fortuna con el tráfico de drogas.

Millonarios

¿Dónde es la casa del expresidente Juan Orlando?, consultó el equipo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus a un ciudadano. “Depende -dijo- porque está la de Río Grande que está como abandonada, la hacienda de El Jícaro, las propiedades en Villa Verde, donde viene más seguido, y las propiedades de los hermanos”.

Adelante del puente de Río Grande está el desvío a la Reserva Natural Privada El Jícaro, donde los trabajadores cuentan que el expresidente llegaba casi siempre en helicóptero, usando como helipuerto un amplio campo frente a los modernos establos.

Para entrar hasta la recóndita propiedad hay que transitar por una calle con tramos de concreto, huellas y de tierra, entre riachuelos, vegetación, portones de tubos galvanizados y alambres de púas.

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Una patrulla de la Policía Nacional, con dos agentes en su interior, apareció de la nada atrás del vehículo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, y al llegar a la propiedad informaron que ellos daban seguridad a los bienes.

Estacionaron la patrulla en una bodega e informaron que un ingeniero estaba a cargo de la propiedad. Enfrente, cercado con tubos, había un establo con unas 250 cabezas de ganado de raza pura, entre hermosos toretes de más de 2,000 libras de peso y vacas que producen hasta 40 litros de leche cada día.

Atrás del enorme terreno está ubicada una enorme cosechadora de agua, laguna con botes para navegar, de las mismas que hizo la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) para atender a los productores que sufrían por sequía.

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Agentes de la Policía Nacional permanecen en la hacienda El Jícaro, Gracias, Lempira, donde los trabajadores aseguran que el expresidente llegaba en helicóptero.

“Con esta agua le damos de beber a los animales y regamos el maíz y al chile que sembramos, también hay pescado”, dijo uno de los trabajadores, quien recibe un salario de 200 lempiras diarios con un horario de 6:00 de la mañana a 3:30 de la tarde.

“Somos como 15 personas que nos dedicamos a cuidar los animales, a ordeñar las vacas, a sacar los huevos de las gallinas y a sembrar los cultivos que tiene el patrón (Hernández Alvarado)”, afirmó mientras alzaba un machete para colocarlo a descansar en su hombro.

Unas cámaras de seguridad captaban todos los movimientos del equipo periodístico de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus.

El jornalero aseguró que el expresidente llegaba en helicóptero y que cuando lo miraban, los saludaba y les daba la mano.

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Hace unos tres meses, Hernández terminó una casa en una loma, frente a la hacienda, pero la usó muy poco, dijo mientras mostraba las ovejas en un corral de malla ciclón.

Al otro lado del enorme campo de cultivo hay varios invernaderos, donde unas siete mujeres se dedican al cultivo de chile habanero, el que es vendido a distintas empresas que lo procesan.

“Cuando capturaron al patrón dejamos de trabajar ocho días, luego nos dijeron que regresáramos, solo ganamos 180 lempiras al día, y los hombres 200, pero nos preocupa, porque no sabemos qué va a pasar con nuestro trabajo”, dijo una de las amables féminas.

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En las propiedades de Hernández que están bajo resguardo policial hay cosechadoras de agua con dimensiones tan amplias que hasta hay botes para navegar, constató EL HERALDO.

Casa

Fiel a su amo, el perro pastor alemán que presumió por años el expresidente se paseaba ansioso por el portón de la casa de campo, protegida por un cerco de lámina de aluzinc verde adonde se refugiaba Hernández Alvarado en el sector de Villa Verde, Gracias.

Dos policías y tres cámaras de seguridad vigilaban la entrada, igual que en el resto de las propiedades de la familia Hernández Alvarado.

“Nosotros solo estamos afuera -expresó uno de los agentes-, adentro están los trabajadores que cuidan los animales, porque tienen un minizoológico con aves, caballos y otras especies”, dijo.

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En la casa de campo de Villa Verde, cercada completamente con lámina de aluzinc, los policías están afuera, adentro se ve al personal que alimenta a los animales.

Uno de los empleados de la casa se acercó al portón, quedó viendo por una abertura para identificar quiénes estaban afuera, escuchó la conversación y luego se retiró. La propiedad tiene varias casetas de seguridad en las esquinas, con vidrios polarizados y vigilancia.

“En medio de ese bosque uno solo miraba que llegaba el helicóptero del abogado, él era bueno, nos regaló techos para la casa y siempre nos dio el bono Diez Mil, me da pesar lo que le pasó”, expresó doña María de los Ángeles Ponce, una vecina de escasos recursos que vive a unos 200 metros de la mansión del exmandatario.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO comprobó que en las propiedades de sus familiares, entre hermanos y su madre, hay permanente vigilancia policial y la orden es cuidar que los bienes no sean saqueados.

Saúl Gómez, dueño de una pulpería en la aldea Río Grande, recordó con una sonrisa que fue compañero de Juan Orlando en la Escuela Juan Lindo: “La profesora nos preguntaba qué íbamos a ser cuando grandes, todos decíamos doctores, abogados, ingenieros, pero Juan Orlando siempre respondía que iba a ser presidente de Honduras”.

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El hotel Posada de Don Juan, uno de los negocios más famosos de la familia Hernández en el sector de Gracias, también estaba resguardado por elementos policiales.