El Partido Nacional podría dominar el Congreso: está ganando 50 diputaciones
El Partido Nacional se perfila como primera fuerza en el Congreso tras sumar seis curules y proyectar 50 escaños; el Partido Liberal queda en segundo lugar con 40, mientras Libre cae al tercer puesto al perder 16 diputaciones
- 01 de diciembre de 2025 a las 17:41
Tegucigalpa, Honduras. El nuevo mapa del poder en el Congreso Nacional se inclina hacia el Partido Nacional de Honduras (PNH), que emerge como la bancada con mayor capacidad de maniobra política al obtener 50 diputados preliminarmente asegurados.
Según los recientes resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), los nacionalistas encabezan la correlación de fuerzas y se acercan a un escenario de dominio parlamentario que les permite controlar decisiones clave para el país.
Este avance, sumado al repunte del Partido Liberal —que pasa de 22 a 40 congresistas— en este período, dibuja un Congreso donde la oposición se convierte en el actor principal.
Juntos suman 90 votos, (la mayoría calificada es de 86), por lo que es una cifra suficiente para imponer mayorías decisivas.
Si consolidan una alianza estratégica, pueden aprobar leyes, frenar iniciativas del Ejecutivo e incluso impulsar reformas constitucionales, facultad que durante tres años estuvo en manos del partido Libertad y Refundación (Libre).
Del otro lado, el oficialismo enfrenta un golpe severo, pues Libre se desploma de 50 a 34 escaños en estas elecciones 2025, (perdió 16 diputaciones), renunciando a su condición de fuerza dominante y dejando atrás el control político que parecía garantizado tras 2021.
En el Congreso , la aprobación de leyes ordinarias o decisiones internas requieren una mayoría simple de 65 votos.
Aunque parece una meta alcanzable, el sistema electoral hace que ningún partido llegue a ese número por sí solo, debido a la distribución de curules entre varias fuerzas políticas, incluyendo partidos minoritarios como la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Innovación y Unidad (Pinu-SD) en este caso.
Para decisiones de mayor impacto, como modificar la Constitución o elegir a altos funcionarios, la ley exige una mayoría calificada de 86 votos.
Esta cifra es aún más difícil de reunir sin acuerdos previos entre las bancadas, por lo que las alianzas y negociaciones se vuelven inevitables dentro del hemiciclo.
Con este escenario, el abogado y analista político Germán Licona señaló que ahora existiría una oportunidad para aprobar reformas que garanticen mayor seguridad jurídica y electoral, incluyendo mecanismos que impidan que las cúpulas militares vuelvan a intervenir o poner en duda la transparencia de los procesos electorales.
Entre los cambios más urgentes, Licona mencionó la elección de segundo grado de altos cargos del Estado (como magistrados de la Corte Suprema de Justicia, autoridades del Tribunal Superior de Cuentas y fiscales del Ministerio Público), sectores que, según dijo, deben ser “robustecidos” para frenar la instrumentalización partidaria de las instituciones públicas.
Licona enfatizó que el próximo Congreso tiene la responsabilidad histórica de devolverle estabilidad y confianza al país. “Es obligatorio que ya no caigamos en los errores del pasado. Las reformas se tienen que hacer para respirar una democracia sin extremos y para que quienes gobiernen entiendan que se deben al pueblo, no a los caciques que han debilitado el Estado de Derecho”, expresó.
¿Cómo votaron en los departamentos?
En Cortés, el departamento con mayor peso electoral, los liberales consiguieron 10 de las 20 diputaciones en disputa, mientras que el Partido Nacional obtuvo cinco escaños y Libre solo tres, dejando a la Democracia Cristiana y al PINU con un diputado cada uno.
Un escenario similar se observa en Francisco Morazán, donde el Partido Nacional mantiene nueve diputados, el Partido Liberal avanza hasta siete y Libre se reduce a cinco curules, acompañado también por un diputado de DC y otro del PINU.
La disputa territorial continúa intensa en departamentos históricamente dominados por el oficialismo. En Santa Bárbara, la representación se reparte con cuatro diputados para el Partido Nacional, cuatro para Libre y uno para los liberales, un equilibrio que se replica parcialmente en Choluteca, donde el Partido Nacional se adjudica cuatro curules, el Partido Liberal tres y Libre dos.
En Atlántida se registró un triple empate, ya que se registran tres diputaciones para liberales, tres para nacionalistas y dos para Libre.
El retroceso de Libre se vuelve más claro al observar Colón, Olancho y Yoro, departamentos donde había liderado en elecciones pasadas. En Colón, el Partido Nacional gana dos de los cuatro escaños y el resto se divide entre Liberal y Libre.
En Olancho, Nacional y Liberal empatan con tres diputados cada uno y Libre queda con uno, mientras que en Yoro la representación es equitativa debido a tres curules para cada uno de los tres partidos principales.
En zonas más pequeñas del país también se registran cambios relevantes, pues en Ocotepeque Libre queda fuera de la representación, repartiéndose un escaño entre liberales y nacionalistas.
En Valle se repite la tendencia favorable a la oposición con dos curules para el Partido Nacional y uno para cada uno de los partidos Liberal y Libre.
En Lempira, Libre logra mantenerse con dos diputaciones, pero sin ventaja, pues el Partido Nacional también obtiene dos y el Liberal una. Tanto en La Paz como en Intibucá el reparto es igual, con un diputado por cada partido tradicional.
Los departamentos con menor representación también se alinean con el avance de las fuerzas opositoras. En Gracias a Dios la única diputación fue adjudicada al Partido Liberal y en Islas de la Bahía al Partido Nacional, mientras que en El Paraíso, de seis curules, el Partido Nacional se adjudica tres, Libre dos y el Partido Liberal uno.
El avance del Partido Liberal, combinado con el sostenimiento del Partido Nacional y la caída de Libre en casi todo el país, obliga a un escenario legislativo donde las alianzas serán inevitables, según expertos.
¿Quiénes van ganando?
Entre los nacionalistas que vuelven al Legislativo destacan Tomás Zambrano, Marco Midence, Kilvett Bertrand, Arnold Pineda y Lissi Cano, voces duras y experimentadas en el manejo institucional.
En el Partido Liberal regresan o se consolidan figuras de fuerte presencia pública y nuevas caras como Carlos Umaña, Marlon Lara, Yuri Sabas, Iroshka Elvir y Oswaldo Ramos Soto (hijo) y Saraí Espinal.
Mientras que en Libre, el cociente electoral salva candidaturas con bajo respaldo directo, como el caso de Isis Cuéllar, y se suman conocidos como Hugo Noé Pino y Scherly Arriaga. Además, queda fuera el actual presidente del Congreso, Luis Redondo.
Los partidos minoritarios, DC y Pinu, también juegan aportando sus votos (dos cada uno) para completar mayorías especiales, con algunos participantes que provenían del PSH como Osman Chávez y Carlenton Dávila.