Nueva Armenia debe vacunar solo con tres enfermeros porque no hay médicos
En este centro de salud rural no hay médicos, apenas tres enfermeros y escasos insumos. Las metas de vacunación estatal se vuelven imposibles en una comunidad que sobrevive con lo mínimo.
- 05 de octubre de 2025 a las 23:30
Tegucigalpa, Honduras.—A 42 kilómetros de Tegucigalpa, en el municipio de Nueva Armenia, Francisco Morazán, la cobertura de vacunación infantil no alcanza ni la mitad de lo esperado.
Aquí, donde la salud pública apenas se sostiene, vacunar a un niño es una tarea que depende no del sistema, sino del sacrificio de tres enfermeros auxiliares. No hay médicos. No hay brigadas. No hay margen de error.
Aunque Honduras ofrece las 24 vacunas del Esquema Nacional Básico, las cifras de cobertura siguen en descenso.
Según datos del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), en 2024 Honduras apenas alcanzó un 67% de cobertura en la vacuna pentavalente, y un 61% en la triple viral. Ambas están muy por debajo del 95% recomendado por la Organización Mundial de la Salud para lograr inmunidad colectiva.
En zonas rurales como Nueva Armenia, la situación es aún más crítica. Las autoridades sanitarias estiman que se deben vacunar al menos 60 niños al año, pero en la práctica apenas se inmunizan 20.
“No es que los niños no estén. Es que si salimos a vacunar a las comunidades, el centro queda solo. No hay quién atienda una emergencia, una fiebre, un parto”, explica una enfermera que prefiere mantenerse en el anonimato.
Las giras de vacunación, que deberían ser periódicas, se han vuelto esporádicas. Cada salida implica una renuncia: atender a quienes llegan al centro a pie, desde aldeas vecinas, y que muchas veces se regresan sin ser vistos.
“Una vez volvimos de una gira y encontramos a una señora llorando en la puerta. Había llegado con su niño enfermo, pero no había nadie. Nos duele, pero no podemos multiplicarnos”, recuerda otra integrante del personal.
A la escasez de personal se suma la falta crónica de insumos. Jeringas pediátricas, catéteres, hilos de sutura y medicamentos básicos son, en muchas ocasiones, inexistentes.
Las iglesias locales donan lo que pueden: alcohol, vendas, papel higiénico. Pero la vacunación se detiene si falta algo tan elemental como una jeringa. “Aquí la vacunación no falla por falta de vacunas. Falla por todo lo demás”, resume una trabajadora.
Los registros oficiales tampoco ayudan. La meta de 60 niños se basa en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del censo de 2013.
Doce años después, la realidad poblacional ha cambiado drásticamente. Muchas familias han migrado, otras se mueven entre municipios, y algunas prefieren vacunar a sus hijos en lugares con mayor continuidad de atención.
“Muchos padres nos dicen que van a Sabanagrande o Tegucigalpa. Les da miedo empezar aquí y no poder completar el esquema”, cuenta el personal.
Aun así, la comunidad resiste. Voluntarios locales colaboran con el centro, identificando niños con esquemas incompletos y notificando a las familias.
Se recorren calles, se tocan puertas, se anotan nombres en libretas ajadas. Pero el esfuerzo humano choca con una estructura debilitada.
En los últimos meses, las cifras fueron alarmantes: en julio, cuatro niños vacunados; en agosto, cinco; y en todo el año, apenas cinco han completado el esquema.Un dato que, por sí solo, ilustra la dimensión del abandono.
La situación no es exclusiva de Nueva Armenia, pero aquí el contraste es más brutal. A solo unos kilómetros de la capital del país, la vacunación infantil depende del compromiso de tres enfermeros que deben elegir entre atender o prevenir, entre quedarse o salir.
La desconexión entre las metas oficiales y las condiciones reales en terreno es cada vez más evidente. Se exige cobertura, pero no se envían insumos.
Se exige cumplimiento, pero no se actualiza el diagnóstico. Mientras tanto, los niños siguen quedando fuera del sistema, expuestos a enfermedades prevenibles como el sarampión, la tosferina o la poliomielitis.
Vacunar no debería ser un lujo, ni una carga imposible. En Nueva Armenia, hoy lo es.