Calles de plástico reciclado, el innovador proyecto de Utila que Honduras puede adoptar

El convertir las botellas plásticas recicladas en asfalto ayudará a disminuir el gasto público en mantenimiento vial, ya que las carreteras son más duraderas y resistentes, dicen expertos

  • 28 de julio de 2025 a las 00:00

Tegucigalpa, Honduras.- El reciclar productos plásticos mientras se cambia el panorama de las carreteras hondureñas y se protege el ecosistema es posible por medio de un proyecto que nació en el corazón de Utila, un municipio ubicado en Islas de la Bahía.

Esta paradisíaca isla convirtió la basura plástica que contamina el mar en calles de asfalto, logrando no solo embellecer las vías sino que impulsar la sostenibilidad. Este proyecto se perfila como una de las salidas a la crisis de basura que enfrenta el país.

En Honduras se liberan más de 100,000 toneladas de plástico cada año, de las cuales, solo el 55% (55,000 productos plásticos) son reciclados, según datos de la Asociación de Fabricantes de Plásticos de Honduras (Asoplash).

Ingenieros ambientales consultados por EL HERALDO explicaron que ante la masiva cantidad de plásticos que el país genera, replicar la innovadora idea de mezclar asfalto con botellas de plástico trituradas no solo podría contrarrestar la contaminación ambiental provocada por desechos plásticos sino que mejoraría las condiciones de vida, seguridad y desarrollo.

Según Pablo Rodríguez, experto del Colegio de Profesionales de la Ingeniería Ambiental de Honduras, cada vez es más común reutilizar plásticos desechados en la construcción de calles asfaltadas y de concreto, debido al impacto ambiental positivo y alta durabilidad, por lo que Honduras podría replicar la iniciativa.

“El asfaltado amigable ayuda a reducir significativamente los residuos plásticos, ya que mejora la durabilidad del pavimento y disminuye la huella de carbono al reducir el uso de betún derivado del petróleo. Además, puede representar un ahorro económico a largo plazo, porque las vías resultantes requieren menos mantenimiento y tienen una vida útil más prolongada”, aseguró.

En particular, señaló que la idea de cuidado ambiental a la incorporación de asfaltados podría generar consecuencias ambientales no deseadas si no se regula adecuadamente. “El asfalto mezclado con materiales plásticos tiende a la liberación progresiva de microplásticos al medio ambiente”, explicó.

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"No todos los plásticos son aptos para el uso de carreteras, porque se prefieren materiales como el polietileno de alta densidad (HDPE) y el polipropileno (PP), que también es fundamental controlar las emisiones durante el proceso de fundido para evitar gases tóxicos, y cumplir con las normativas locales de calidad y seguridad vial’’, explicó.

Sin embargo aseguró que con la evaluación técnica adecuada, la pavimentación amigable con el ambiente "es una solución que puede ser una herramienta poderosa para avanzar hacia una infraestructura más sostenible y resiliente’’.

Aunque el proyecto de pavimentación amigable se realizo en la isla caribeña de apenas 11 kilómetros de longitud, expertos aseguran que replicarlo en el resto del país traería beneficios ambientales y a largo plazo.

¿Cómo lo hicieron en Utila?

Inspirado en una técnica originaria de la India desde inicios de los 2000, Utila adoptó en 2019 la construcción de vías hechas con material reciclado.

Para ese entonces, se pensó en el impacto ambiental, pero el proyecto también resultó ser más económico, duradero y ecológico en comparación con el pavimento tradicional.

El proceso implica triturar botellas y otros plásticos desechados, que luego se funden y se combinan con el asfalto caliente. La proporción de plástico puede variar, pero generalmente constituye entre el 5% y el 10% de la mezcla total.

El proceso es sencillo: Primero se recolecta y se clasifica los residuos plásticos (botellas y envases aptos), luego viene la limpieza y trituración para pasar a la fusión (los fragmentos de plástico triturado se calientan hasta que se funden).

El plástico fundido se mezcla con el asfalto caliente y se agita para garantizar una mezcla homogénea. Posteriormente continúa la pavimentación, que se hace de la forma tradicional: se compacta en la superficie de la carretera utilizando maquinaria convencional de pavimentación. Por último, la carretera recién pavimentada se debe enfriar y solidificar.

El exalcalde de Utila y precursor del proyecto, Troy Boden, aseguró en 2019 que la mezcla de asfalto utilizada en ese municipio incluía un 28% de plástico triturado, lo que permitió reducir la cantidad de cemento.

En el primer proyecto se utilizaron unas 150,000 botellas de refresco, que se transformaron en 8,000 libras de plástico procesadas. El material fue combinado con arena y cemento en un laboratorio de San Pedro Sula para asegurar su resistencia, tanto al peso como a las condiciones climáticas.

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El proyecto piloto, que fue plasmado en la primera calle de 180 metros, ubicada en el centro de la isla y que el edil bautizó como Holland, costó dos millones de lempiras (unos 76,000 dólares). Luego lo replicó con la calle Lozano, que mide 390 metros de longitud.

Con esta iniciativa que marcó la diferencia, redujo la contaminación en el mar y contribuyó al desarrollo, en Utila se pavimentaron 11 kilómetros de longitud. Lastimosamente, el proyecto dejó de funcionar desde 2021.

EL HERALDO intentó comunicarse con el actual alcalde de Utila, Alex Ebanks, para conocer cuales son los planes a futuro en cuanto a la sostenibilidad ambiental del cinturón caribeño, sin embargo, no hubo respuesta.

Lo que sí queda claro, es que tuvo un impacto nacional e internacional, porque países como México y Costa Rica se sumaron a la lista de naciones amigables con el planeta, inaugurando carreteras ambientalmente sostenibles en las que usaron hasta dos toneladas de plástico.

China es otro de los países que ha destacado por aumentar el número de carreteras con este método desde 2008. Para 2020 tenía 5.20 millones de kilómetros de carreteras construidas.

Según el jefe de Control de la Unidad de Gestión Ambiental (UGA), Erik Frontín, los proyectos de pavimentación amigable con el ecosistema podría representar un alivio ambiental para el país, pues “estaríamos dando una solución a tanta cantidad de plástico que se genera, y que muchas veces contamina nuestros mares y fuentes de agua”.

La calle Holland es la primera calle de Utila que se construyó con la mezcla de concreto y botellas de plástico molidas.

Regulaciones

Con la evaluación técnica adecuada, la pavimentación con desechos plásticos “es una solución que puede ser una herramienta poderosa para avanzar hacia una infraestructura más sostenible y resiliente’’.

El jefe de Control de la Unidad de Gestión Ambiental (UGA), Erik Frontín, apuntó que la posibilidad de proyectos de pavimentación amigable con el ecosistema representaría un alivio ambiental para el país, pues “estaríamos dando una solución a tanta cantidad de plástico que se genera y que muchas veces contamina nuestros mares y fuentes de agua’’.

Aseguró que este tipo de pavimentación ecoambiental se podría utilizar en todas las carreteras y vías que tenemos en el país, pues sería “bien oportuno, porque de acuerdo a las características de este material plástico, inclusive el asfalto se vuelve más duradero”.

Ya que la duración del asfalto convencional dura un promedio de 15 años, mientras que la duración de la pavimentación con plástico reciclado tiene un promedio de duración estimado de hasta 25 años, debido a sus altos niveles de resistencia al desgaste por fricción y humedad.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los caminos pavimentados con desechos plásticos pueden durar el doble de los caminos comunes. En todo el mundo, solo 9% del desecho plástico es reciclado, 19% es incinerado y casi la mitad termina en vertederos.

De acuerdo con el estudio “Uso de plásticos de desecho como modificador de asfalto: una revisión”, publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, varios países del mundo usaron vertederos como método tradicional de eliminación de residuos plásticos.

Advirtieron que “el riesgo a largo plazo de que los productos químicos se filtren de los plásticos a los suelos y las aguas es una grave amenaza ambiental. Además, el problema más grave es que esta lixiviación de productos químicos puede tardar al menos varias décadas, y probablemente siglos, ya que la mayoría de los plásticos no son biodegradables”.

Sobre la incineración, afirmaron que reduce eficazmente el volumen como la masa de los residuos plásticos, pero la contaminación del aire se produce durante el proceso de tratamiento térmico en el incinerador, liberando monóxido de carbono, dioxinas y otras emisiones tóxicas.

El mayor problema es que el plástico acumulado en el ambiente no es biodegradable y tarda siglos en descomponerse, formando partículas microscópicas. Para usarlo en la construcción de carreteras también debe ser clasificado, ya que puede desprender microplásticos que contaminaría los ecosistemas.

Tras el proyecto de pavimentación ecológica en Utila, se iniciaron campañas ecoamigables de reciclaje en las que miembros de la comunidad participaron activamente

Fortín advirtió que "no todos los plásticos son aptos para el uso de carreteras, porque se prefieren materiales como el polietileno de alta densidad (HDPE) y el polipropileno (PP), que también es fundamental controlar las emisiones durante el proceso de fundido para evitar gases tóxicos, y cumplir con las normativas locales de calidad y seguridad vial’’.

Por eso, los Instituto Nacionales de Salud de Estados Unidos afirmaron en la investigación que “los residuos plásticos como LDPE, HDPE, PP y EVA, que tienen temperaturas de fusión inferiores a las temperaturas de producción del asfalto típico, son los preferidos para su uso en procesos húmedos como modificadores (o modificadores potenciales) en la producción de asfalto”.

Es decir, facilitan el trabajo y reducen el impacto ambiental. También, sirve de ejemplo para reformar un ambiente amigable de la mano con el desarrollo vial de los países sigue en pie: volver a creer en la innovación ecológica, rescatar lo que alguna vez funcionó y construir paso a paso caminos que beneficien tanto a las comunidades como al planeta.

Aunque el futuro de la iniciativa parece incierto, el legado de aquellas calles construidas con plástico reciclado permanece como testimonio de que el cambio es posible cuando hay voluntad y visión.

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