Inexpresivo y triste, sin materia gris. El primero de los capítulos de la gran final dio la impresión de responder a las realidades de los actores: un Olimpia que juega peor en cancha ajena y un Victoria que ha perdido su brillo justo en el tramo final del Apertura...
Al final, fue un impresentable cero a cero que dejó una sensación a partido de inicio de campeonato más que al del cierre. Y que no tuvo goles solamente porque dos personas no lo quisieron: Ramiro la Rata Bruschi, al minuto 4, cuando falló una que nadie se explica.
Sebastián Rosano -de buen pie y buena proyección mientras tuvo aire- mandó a pelear a Douglas Caetano, quien ganó de cabeza y se encontró con la oposición de Orlin Vallecillo y el horizontal, pero pudo centrar, casi sobre la última raya. La Rata estaba más solitario que un ermitaño y apenas se dio cuenta de lo que se devoró cuando Johny Palacios lo despertó de la pesadilla.
Pocas emociones...
Muchos duelos. Muchas disputas. Poco fútbol. Olimpia perdió potencia a medida que los 30 grados del Ceibeño le devoraban las piernas y Victoria se asustaba con su tercera final de la historia (la última había tenido lugar, ante el mismo Olimpia, hacía 17 años).
Desaparecidos Félix Crisanto y Víctor Ortiz Arzú y bien contenido Wilmer Crisanto por Javier Portillo, se vino la polémica mano de Félix Crisanto (a centro de Rosano). Uno de los pocos errores de la terna. El asistente número dos no quiso sancionar mano como penal y el juego siguió aburriendo a todos.
Nuevamente, al 51 un error de la zaga local permitió a la Rata hacer una diagonal que lo envió a un mano a mano con Vallecillo. Definió horrible el de Tacuarembó, para que Héctor Vargas cambiara el dibujo táctico y encontrara la forma de hacerle daño al Rey de Copas, un Olimpia abroquelado atrás, como equipo chico, muy alejado de su propia historia.
Un Jaibo decidido...
Al 79, apareció el segundo nombre que no quiso que alguien celebrara en el semilleno Ceibeño: Donis Escober. Víctor Ortiz Arzú, tirado a un costado, por donde más peligro le causó al circuito Beckeles-Rosano, mandó un centro de esquina que encontró la cabeza del Tanque Mario Romero.
El argentino desvió apenas y Donis, con dos alas en la espalda, mandó al tiro de esquina una jugada milagrosa.
Por entonces, Olimpia apenas sobrevivía y miraba cómo pasaban los segundos, como pesadas manecillas que a veces se detenían sin clemencia.
Sin Ramiro Bruschi (por orden táctica) y Douglas Caetano (fuera por un desgarre en el muslo de su pierna izquierda), el Albo entendió, entonces, que el empate era oro macizo. Muy pobre lo del mejor equipo de las vueltas, que no volvió a asomar por la cabaña de Vallecillo; en la otra vereda, Dicktmar Hernández y dos renovados Ortiz Arzú y Rubén Licona, también leían el juego y su entorno. En el Nacional es más difícil vencer a este Olimpia de Danilo Tosello...
Pero no hubo caso. Licona desvió con derecha al 82 y antes, al 64, Copete desaprovechó un error de Lolo Palacios y empalmó mal. Como pasó en el 94-95, el 0-0 mandó a los ceibeños cabizbajos y a los capitalinos con media sonrisa. ¿Recuerdan el final de aquella vez? Victoria campeón. La moneda está en el aire...
¿Qué equipo levantará la copa en el Nacional?
Alineaciones
Victoria:
Orlin Vallecillo, Velásquez Colón, Arias, Padilla, Castillo, Arzú, Licona, Romel, Copete, Wilmer y Felix Crisanto.
Olimpia:
Escober, De Souza, Palacios, Beckeles, Tilguath, García, Rosano, Garrido, Portillo, Bruschi y Caetano.